Nuevos choques en el este de Ucrania amenazan la tregua

Nuevos choques en el este de Ucrania amenazan la tregua

Kiev. La frágil tregua decretada hace dos días en el este de Ucrania corre el riesgo de seguir los pasos del anterior alto el fuego, levantado tras diez días de continuas violaciones por los dos bandos, si se registran nuevos choques armados como los que han tenido lugar en las últimas horas en toda la región de Donetsk.

Una mujer de 33 años murió hoy tras sufrir graves heridas por esquirlas en un barrio de Mariúpol, segunda ciudad más importante de la región de Donetsk convertida en su capital provisional por las administraciones regionales y estatales leales a Kiev.

Las explosiones, cañoneos y tiroteos en los accesos a esa ciudad empezaron esta madrugada y continuaron hasta bien avanzada la jornada de hoy, según han reconocido tanto las fuerzas de Kiev como los separatistas prorrusos.

El ministro de Interior de Ucrania, Arsén Avákov, uno de los mayores detractores de hacer concesiones a los separatistas, reveló que las tropas ucranianas refuerzan sus defensas en esa ciudad, sitiada por los rebeldes. “Mariúpol es y será ucraniana.

En este momento se está reforzando. La determinación de defender Mariúpol es total”, escribió Avákov en su Facebook. Los choques también alcanzaron Donetsk, la capital de la región homónima, donde los bombardeos de artillería y los tiroteos se han escuchado durante prácticamente todo el día y en todos los barrios de la ciudad, según testimonios de los vecinos citados por las autoridades municipales.

Al igual que durante la anterior tregua, vigente entre los pasados 20 y 30 de junio, los dos bandos acusan al contrario de violar el cese de hostilidades y aseguran respetar el acuerdo alcanzado hace dos días en Minsk con mediación de Rusia y la OSCE.

“En este momento no se habla de cancelar el régimen de tregua” a pesar de los ataques por parte de los separatistas, indicó el portavoz adjunto del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Vladímir Polevoi. A su vez, el jefe de la delegación separatista en Minsk, Andréi Purguín, aseguró que “las milicias respetarán los acuerdos a pesar de las provocaciones de las fuerzas ucranianas».

La vertiente política del proceso de paz iniciado en Minsk tampoco ofrece muchas esperanzas tras conocerse hoy los 12 puntos del protocolo firmado entre los dos bandos en la capital bielorrusa y la interpretación que ha hecho del mismo tanto los líderes separatistas como algunos destacados políticos del Kiev oficial.

El documento, revelado hoy por la OSCE, compromete a Ucrania a aprobar una ley “Sobre el régimen temporal de autogobierno en determinadas zonas de las regiones de Donetsk y Lugansk” (ley de estatus especial), pero deja en el aire el grado de autonomía que otorgará el nuevo marco legal a los dos territorios prorrusos.

El jefe de la autoproclamada república popular de Lugansk, Ígor Plotnitski, aclaró hoy que los rebeldes no renuncian a su independencia y pretenden obtener de Kiev competencias que se extienden incluso al ámbito de las relaciones con otros países (Rusia) o la seguridad.

Los sublevados, de hecho, exigen que la “ley sobre el estatus especial” garantice a las dos regiones el derecho a mantener relaciones económicas exteriores con la vecina Rusia.

“Esta ley debe darnos libertad para el autogobierno popular y garantizar el derecho (…) de formar milicias populares armadas”, dijo Plotsnitski, quien explicó que la delegación separatista aceptó a regañadientes la inclusión de algunos puntos en el protocolo “con el fin de restablecer la paz y la seguridad».

El acuerdo también prevé “la retirada de todas las formaciones armadas ilegales, guerrilleros y mercenarios del territorio de Ucrania”, definición que los rebeldes aplican a los batallones voluntarios ucranianos y a la Guardia Nacional de Ucrania, cuerpo militar formado tras el vuelco de poder en Kiev.

“Hay que aclarar qué formaciones (armadas) deben ser consideradas ilegales. Nosotros consideramos a la Guardia Nacional como grupo armado ilegal. (…) Creemos que el armamento pesado del Ejército ucraniano permanece de forma ilegal en la tierra de Lugansk y Donetsk”, aseveró al respecto el líder separatista.

Otro punto polémico del acuerdo exige la creación de una zona de seguridad bajo vigilancia internacional en la frontera ruso-ucraniana, pero los rebeldes entienden que en ningún caso puede significar el acceso de tropas ucranianas a esa demarcación, controlada ahora mismo por las milicias.

También Kiev parece haber cedido por circunstancias de fuerza mayor al aceptar una tregua en su lucha contra los separatistas, a los que nunca ha dejado de llamar “terroristas».

Así se desprende de las palabras publicadas hoy en Facebook por Yuri Lutsenko, consejero del presidente ucraniano, Petró Poroshenko, que compara la renuncia temporal de Ucrania a seguir su ofensiva contra los rebeldes con la retirada táctica de las tropas croatas en 1991 de la autoproclamada República Serbia de Krajina.

“Tras la toma de Vukovar por el Ejército yugoslavo, los croatas no tuvieron más remedio que aceptar la existencia de la Krajina serbia. Los próximos tres años no se limitaron a aguantar, sino que además desarrollaron la economía y el Ejército. Y después, en apenas unas horas, barrieron a los separatistas de su tierra”, escribió.

La invasión por los croatas en 1995 de la República Serbia de Krajina, autoproclamada en territorio de Croacia en 1991, es considerado por el Tribunal de la Haya como una de las mayores actuaciones de limpieza étnica durante las guerras de los Balcanes.

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