Nuevos estatutos del Partido Reformista

Nuevos estatutos del Partido Reformista

MIGUEL RAMÓN BONA RIVERA
En una bien organizada Asamblea Nacional Extraordinaria celebrada el pasado sábado 12 de marzo el Partido Reformista Social Cristiano aprobó los nuevos Estatutos que a partir de dicha fecha habrán de normar las ejecutorias de dicha organización política. La renovación estatutaria tendente a introducir formas democratizadoras en el accionar de cualquier organización política, constituye un paso de avance digno de reconocimiento. Pero en el caso particular del Partido Reformista Social Cristiano, sacudido en la actualidad por una profunda división y debilitamiento de sus fuerzas internas, la filosofía de una reforma estatutaria debería estar orientada siempre hacia la búsqueda de la unidad y  la reconciliación.

Cuando un partido político pierde su base social, fruto del descreimiento de la población, aunque conserve sus cuadros políticos militantes y sus estructuras organizativas, habrá perdido toda posibilidad de ascenso electoral. Porque lo que le da consistencia al partido como expresión de la colectividad no es el núcleo de sus miembros activos, sino el amplio conglomerado pasivo que lo respalda.

Cierto es que la base social de un partido político, cual que sea, puede variar sus simpatías en un momento determinado en función de que en ese momento se vea mejor interpretada en sus intereses por otra entidad política. Pero hasta las elecciones del 2004 el Partido Reformista había conservado en gran medida su base social, constituida primordialmente por los grupos conservadores del espectro nacional.

Lo que pasó en la elecciones pasadas fue que esas mayorías conservadoras inclinaron su voto a favor de Leonel Fernández.

Diversos ingredientes conformaron esta situación. Obviamente que la desaparición física del caudillo reformista jugó un papel importante en el desapego del segmento conservador que siempre expresó sus afectos en exclusiva a la figura de Joaquín Balaguer. Cuantificables o no, esos eran los votos que el viejo líder conservaba siempre en “el bolsillo chiquito de su pantalón”.

Pero los factores determinantes en la tan deprimida votación electoral del reformismo —no obstante las condiciones personales que adornaban a Eduardo Estrella—  fueron sin dudas la percepción generalizada de que el PRSC no tenia posibilidades reales, y como consecuencia, los reformistas conservadores dirigieron su voto en favor de Leonel Fernández como figura sustituta de Balaguer. Y para ello se sintieron representados por las dos personalidades de mayor prestancia social dentro de ese amplio sector: Carlos Morales Troncoso y Jacinto Peynado.

Para recomponer su base social, el Partido Reformista tiene ahora que propiciar la unidad de todas sus fuerzas; de lo contrario estará condenado a ver cada vez mas reducido su papel electoral.

Veamos algunos aspectos de los nuevos estatutos: el párrafo segundo del artículo 136 establece que aquellos que reingresen al partido luego de haber dejado de ser miembros del mismo, ya sea por suspensión temporal, por expulsión o por renuncia, no podrán ocupar cargos directivos ni aspirar a cargos electivos en los cuatro años después de su reingreso.

Este articulado afecta particularmente al grupo disidente del Consejo Presidencial Reformista, que encabeza el ingeniero Morales Troncoso, y en el cual militan connotadas figuras tradicionales del reformismo. Dicha disposición estatutaria, lejos de propender a la tan necesaria unidad, lo que hace es profundizar la división y el distanciamiento.

Muy al contrario de adoptar posiciones excluyentes, el Partido Reformista tiene en estos momentos la obligación crucial de abrir sus puertas de par en par en la búsqueda del reencuentro de todas sus fuerzas vitales. Dejando de lado malquerencias y resabios. Porque ningún sector posee las suficientes calidades para cuestionar al otro. Una simple revisión de los acontecimientos así lo atestigua.

Así pues, la nueva dirigencia colegiada que habrá de surgir como resultado de las elecciones internas a celebrarse el próximo 22 de mayo, deberá tener como primordial objetivo propiciar el acercamiento y la reunificación de la familia reformista.

De lo contrario será insignificante el papel que pueda desempeñar el Partido Reformista en las elecciones congresionales y municipales del próximo año 2006, porque el país verá en el PRSC una institución incapaz de superar sus discrepancias internas para colocar la suma de sus energías al servicio de la nación.

Y dentro de ese espíritu de búsqueda de la reunificación, debe quedar claramente establecido que la aplicación del ya mencionado artículo 136 en su párrafo segundo, solo tendrá vigencia para los casos de pérdida de la membresía partidaria que se produzcan a partir de la entrada en vigencia de los nuevos estatutos, y nunca con carácter retroactivo de la misma.

Finalmente debemos saludar los esfuerzos que realiza el distinguido dirigente de nuestro partido, Amable Aristy Castro, en pro de la unidad partidaria. Este es el momento histórico de llamar a todos y todas sin distinción, para que se produzca el gran regreso a la casa reformista.

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