Nuevos informes de tortura Guantánamo

Nuevos informes de tortura Guantánamo

LONDRES (AFP).- Torturas cotidianas, golpes, humillaciones: Amnistía Internacional (AI) reveló nuevos informes de atrocidades perpetradas por Estados Unidos en su cárcel de Guantánamo, en Cuba, donde mantiene detenidos, desde hace cuatro años y sin someterlos a juicio, a unos 500 presos.

“En Guantánamo, unos 500 hombres han sido tratados con un desprecio que nadie debe ser obligado a soportar”, declaró la organización de defensa de los derechos humanos, con sede en Londres, en el cuarto aniversario de la apertura del campo de Guántanamo, cuyo cierre reclamó nuevamente.

Los 500 presos en Guantánamo, de 35 nacionalidades distintas, fueron en su mayoría detenidos en Afganistán en octubre de 2001 por Estados Unidos, que se refiere a ellos como “combatientes enemigos”, recordó AI.

Uno de los impactantes testimonios publicados por AI en este oscuro aniversario de la apertura del campo de detención es el del yemenita Juma al Dossari, arrestado en Pakistán a finales del 2001 y transferido a Guántanamo en enero del 2002.

“¿Cómo puedo escribir sobre esos horrores (…), sobre la repugnante tortura, los ataques humillantes, los sufrimientos soportados durante meses y años?”, escribió Dossari.

Reporta que vio a soldados estadounidenses meter la cabeza de detenidos en el inodoro, y luego dejar ir el agua, hasta casi ahogarlos.

Fue testigo también de golpes infligidos por soldados norteamericanos a presos que estaban enfermos o heridos, incluso delante de médicos y enfermeras.

Los soldados “torturaban a los detenidos en nombre de la ley. Hay demasiados incidentes para poder mencionarlos o contarlos”, dice Dossari.

En Guantánamo, “fui amenazado de que sería violado (…), que mi familia sería atacada, mi hija secuestrada, y que yo sería asesinado por los espías (estadounidenses) si regresaba a Arabia Saudita”, afirmó Dossari en el testimonio otorgado mediante su abogado.

Sami al Hajj, un periodista de la cadena de televisión árabe Al Jazira, dio testimonio a su vez de golpes, amenazas e insultos recibidos y de violaciones a los derechos humanos perpetradas por Estados Unidos en su cárcel de Guantánamo, en el marco de su “guerra contra el terrorismo”.

El periodista de nacionalidad sudanesa, de 35 años, que fue transferido a Guantánamo en junio del 2002, tras ser detenido en Afganistán, afirma que las autoridades del campo lo interrogan insistentemente sobre los vínculos entre la red terrorista Al Qaida y la cadena qatarí, cuyos reportajes en Irak han puesto de manifiesto ataques de Estados Unidos contra la población civil iraquí.

“Durante más de tres años, la mayoría de los interrogatorios a los que fui sometido se concentraron en tratar de hacerme decir que hay una relación entre Al Jazira y al-Qaida”, contó el periodista, que afirma haber sido golpeado, insultado e  intimidado, incluso con la ayuda de perros.

Otro de los informes publicados por AI es el de un hombre de negocios yemenita, Abdulsalam al-Hela, cuyas declaraciones parecen confirmar la práctica de los “secuestros ilegales” perpetrados por la CIA.

En una carta obtenida por AI, Hela cuenta que fue detenido en Egipto por soldados estadounidenses, en setiembre del 2002, y luego transferido a Bakú (Azerbaidján) y después a Afganistán, antes de ser llevado en setiembre del 2004, a Guantánamo.

En este contexto de mal tratos y violaciones, no sorprende que decenas de presos en Guantánamo hayan emprendido una huelga de hambre para “denunciar la imposibilidad de impugnar la legalidad de su detención delante un tribunal de justicial, y los golpes y malos tratos que sufren” en ese campo, afirmó AI.

“No sorprende que tras años de incertidumbre sobre su suerte, algunos de esos hombres hayan dicho que prefieren morir que permanecer indefinidamente en Guantánamo”, afirmó AI, reclamando nuevamente que los detenidos sean “inculpados y procesados en el marco del derecho internacional”.

Si no, “deben ser dejados en libertad”, demandó AI, que afirmó que “no hay medidas intermedias en lo que se refiere a Guantánamo”.

“El centro de detención debe ser cerrado y debe abrirse inmediatamente una investigación sobre los numerosos informes que reportan actos de tortura y malos tratos desde 2002”, reafirmó AI, cuatro años tras la apertura del campo.

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