Nuevos materiales para muebles
de toda la vida

Nuevos materiales para muebles<BR> de toda la vida

El cofre con abertura en el tablero rectangular es una de las primeras piezas conocidas del mobiliario clásico, habiéndose hallado ejemplares procedentes del antiguo Egipto. Hoy, éste tipo de muebles y otros objetos destinados a la decoración del hogar, reaparece en el mercado confeccionado con cáscara de huevo, un material totalmente nuevo que confiere un aspecto muy singular y distinguido no sólo a los elementos construidos con él, sino a todo el entorno donde su ubican.

Originariamente todo el mobiliario del hogar se fabricaba con madera, primero rústica, luego con madera noble y, posteriormente, lacado. A mediados del siglo pasado algunas de éstas piezas se lanzaron al mercado con un nuevo formato, aunque con el mismo estilo y estructura.

Actualmente el mueble clásico tradicional ha recuperado prestigio, pero por su dimensión y pesada estructura no siempre encaja bien en las viviendas modernas.

Al confeccionarse con nuevas técnicas y materiales tan novedosos como la cáscara de huevo cambia de aspecto hasta el punto de parecer totalmente diferente. De este modo vuelve a recuperar su lugar en el seno de los hogares con pretensión de «elite»

NUEVA FORMA DE INNOVAR EN MATERIA DE MUEBLES

La cáscara de huevo, aparentemente tan frágil, se convierte en fuerte y resistente gracias a un proceso de lacado sobre lacado mediante la aplicación de nuevas tecnologías. El resultado final es un material brillante, limpio y con un aspecto exquisito.

Con este material se puede confeccionar todo tipo de objetos, desde muebles y lámparas hasta enseres y complementos para la decoración del hogar. Son piezas que a primera vista parecen construidas con pequeños trocitos de mármol y, consecuentemente, bastante pesadas; sin embargo, además de ser resistentes, ligeras y multiuso, son muy funcionales.

Pero la principal característica de las mismas es su elegancia y distinción; así como la posibilidad de ser utilizadas de múltiples formas y en infinidad de situaciones. Pues prácticamente todas tienen doble o triple uso.

Desde las mesitas de centro, compuesta por piezas de distintos tamaños y formas, hasta las cajitas para guardar joyas o cubiertos; los tapaplatos, susceptibles de convertirse en centros de mesa o floreros.

En el terreno del mueble propiamente dicho encontramos sillas y sillones, rinconeras, estanterías, armarios, etc., todas capaces de servir tanto en dormitorios como salones o pasillos. Todas irradian exquisitez y distinción.

Por ejemplo, la cómoda, mueble muy utilizado para guardar objetos varios y que a partir del siglo XVIII se introdujo en las habitaciones como elemento decorativo, reaparece confeccionada con cáscara de huevo y con una estética pensada para ser situada en salones y grandes estancias.

De este modo se convierte en exponente de los nuevos materiales y punto de encuentro entre el estilo de ayer y de hoy. Por su adaptabilidad al espacio, su belleza y simplicidad, está llamada a representar el estilo del mobiliario del siglo XXI.

Sus creadores buscan sobre todo lanzar al mercado muebles funcionales, capaces de encajar en cualquier ambiente sin que éstos pierdan calidad y belleza. Su función ha de ser siempre múltiple, pero sobre todo resaltar o minimizar el espacio.

Es el caso del mobiliario presentado por las diseñadoras Raquel Chamorro y Verónica Moratal Catalán, cuya principal característica es la versatilidad y la elegancia. Virtudes que se ven reforzadas por la novedad y calidad de los materiales.

Ambas diseñadoras tienen una capacidad única para conjugar la elegancia del mueble clásico, como la cómoda-aparador de origen francés de principios del siglo XVIII, que llegó a ser el mueble más importante en las mansiones señoriales, con la funcionalidad práctica del modernismo que define la vida de los hombres y mujeres del siglo XXI.

Son piezas susceptibles de situarse tanto en un salón como en un pasillo o dormitorio, así como en el hall de un hotel o de un club deportivo muy distinguido. Su lugar de ubicación viene determinado por los usuarios y actividad realizada en el espacio.

EL MOBILIARIO DEL SIGLO XXI

Están diseñados para recrear los sentidos y potenciar el buen gusto; para hacer más fácil y sencilla la vida cotidiana. Por eso se presta especial atención a la ornamentación como símbolo de riqueza cultural y búsqueda de armonía espiritual, así como calidad de vida.

El lacado en escritorio, cómodas decoradas para embellecer espacios y mostrar la categoría del propietario de la casa; sillas y sillones; así como jarrones y pequeñas piezas decorativas, alcanza con éstos nuevos materiales la categoría de arte.

Algo muy similar a lo que sucedió con los primeros cofres europeos, fechados en el siglo XIII, fabricados con tablas unidas mediante clavos, al ser diseñados para ser transportados.

En la actualidad están confeccionados con materiales que les confieran personalidad por sí mismos y sirvan para todo, pero fundamentalmente para guardar objetos tales como cartas, joyas, ropa interior, secretos, etc.

De ahí que, para llegar a apreciar en toda su magnitud el valor y significado de la innovación introducida por estas diseñadoras, que juegan como nadie con los nuevos materiales y están poniendo los cimientos de la estética del mobiliario del futuro, haya de conocerse la evolución del mueble de estilo.

Primitivamente su fabricación se llevaba a cabo con paneles lisos de maderas baratas, como el roble o el pino, unidos mediante ensambladuras de cola de milano, con la cual se formaba la carcasa del mueble.

Luego éste se chapeaba con madera de calidad para conferirle un aspecto noble. El tallado fue el primer sistema de embellecimiento del mueble a principios del siglo XVIII; más adelante se añadieron la marquetería y los dibujos geométricos.

Los motivos más característicos de la estética del pasado consistía en chapeados en nogal, labrado a juego o chapeados de ostras a modo de decoración; a veces los frontales de los cajones y los tableros de las cómodas presentaban bandas cruzadas e incrustaciones decorativas.

En la actualidad predominan los muebles limpios de adornos, libres de artilugios superfluos. Hoy las ideas convergen hacia la calidad de los materiales y el uso polivalente de las piezas que componen el mobiliario.

El dormitorio, por ejemplo, se compone de espacios donde lo mismo se pueda dormir, trabajar o hacer gimnasia. Una especie de sala de estar nocturna donde los cabeceros, abatibles, lo mismo sirven como librería, escritorio o como mesilla de noche.

La cama lleva dosel con sistema para situar el televisor, el vídeo y un ordenador conectado a Internet. Los diseñadores pretenden ofrecer camas que sirvan para algo más que dormir, que proyecten un sentido amplio de lo funcional y de la nueva forma de vida del hombre moderno.

Como el modelo presentado por Verónica Moratal, una amplia y consistente mesa de centro que, al abrirse puede convertirse en una tumbona o en una cama de matrimonio integrada en un entorno lleno de luz y color. Igualmente sucede con la tumbona-cama que, al estar tapizada en textiles y piel, resulta apta para interiores y exteriores.

Y es que, para estas diseñadoras un dormitorio moderno debe conjugar elementos decorativos y prácticos, capaces de crear ambientes personales, íntimos y confortables. EFE REPORTAJES

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