NYT: Dominicana y Haití

NYT: Dominicana y Haití

REGINALDO ATANAY
Nueva York.
De vez en cuando, en The New York Times aparece uno que otro artículo sobre la República Dominicana. Ello forma parte de su lema de publicar todo lo que merezca ser publicado. Ese diario neoyorquino, importantísimo y de gran incidencia en la opinión pública, suele pontificar.

Pontificar, y sentar cátedras de periodismo, imparcialidad, y libertad de expresión, es una función que se hace notar continuamente en dicho periódico el que, en su campaña de relaciones públicas, suele favorecer que agencias internacionales de noticia lo citen en muchas informaciones, para sentar la base de que “Si lo dijo el Times es verdad”; también es citado como premio grande cualquier crítica favorable que haga el periódico sobre persona, agrupación, cosa o país.

De igual manera —a veces— se decreta condena pública cuando dicha publicación ataca a gente, asociación, gobierno, autor o político.

La Dominicana tierra tiene sus cojeras, sí. Es uno de los países a los que les han acomodado en el mentado grupo del “Tercer Mundo”. Y con poca cosa, y un poquitín de propaganda, pueden empujarlo a un sitio más lejano; quizás a un “Cuarto Mundo.”

Todo depende, como dijo el poeta aquel, “del cristal con que se mire.”

El país, aparte de los muchos problemas que lo agobian, ha tenido que ir cargando, por años, con lo que se denomina y es en verdad, “el problema haitiano.”

“Como quien no quiere las cosas” la influencia haitiana ha ido profundizándose en el lar dominicano, y día a día crece en la presencia, muy abundante, de nacionales haitianos, que llegaron a hacer uno que otro trabajo, y allí sentaron reales. Y se reprodujeron. Y siguen reproduciéndose.

Se hace evidente que hay una campaña internacional, desde hace años de inculpar al Gobierno Dominicano (sin importar qué persona lo presida y qué partido político lo sustente) como un propiciador de injusticias a la inmigración haitiana, y en muchos casos, de reducir al dolor y la muerte a los descendientes de Toussaint Loverture. De eso justamente trata el Times en una de sus recientes ediciones, y pone en sitio indeseable a la República Dominicana como nación, frente a los haitianos que viven, crecen y se reproducen en territorio dominicano.

El periódico neoyorquino cita casos de haitianos que han sido muertos en actos criminales recientes, y deja entrever como que hay una campaña organizada contra la comunidad haitiana, lo cual es incierto.

Desde antes de que se pusieran al descubierto algunas mentiras publicadas, sostenidas y comentadas por The New York Times (en algunos de los casos descubiertos el periódico se vio  obligado a pedir disculpas al tiempo de echar o sacar de su entorno a cualquier chivo expiatorio), poníamos en duda la proclamada total libertad de expresión  de dicho periódico; hemos podido sacar esencia de ideas publicadas allí, para formarnos un juicio. Y más de una vez intuimos que alguna intención aviesa podría asomarse en informaciones; como la que citamos ahora.

Tanto en Estados Unidos como en Europa se hacen sentir, con aparente propósito cíclico, pronunciamientos que ponen en entredicho el deseado buen proceder de las autoridades dominicanas hacia los inmigrantes haitianos.

A raíz de esas evidencias han surgido sospechas con creíbles tonos de veracidad– de que en algún sitio se ha confeccionado un plan para hacer ver a Dominicana como un casi enemigo de los haitianos Y por otro lado, como algo que aspira a que las dos nacionalidades se amalgamen, cosa dificilísima debido a razones culturales, históricas y genéticas.

Los partes de la policía dominicana de los últimos meses han dado cuenta de varios asesinatos de nacionales haitianos. Es cierto. De asesinatos que han escandalizado a la opinión pública; pero han sido hechos aislados. Casi a diario la prensa ofrece noticias de haitianos que han matado a otros haitianos y también a dominicanos. Todo ha dependido del ambiente en el que ellos se han desenvuelto, pero no creemos que sea por odio racial, ya que se ve a las claras, en todas partes del país que hay convivencia armoniosa entre dominicanos y haitianos.

Pero hay situaciones intolerables, que deben ser enfrentadas con todo rigor, y sin recurrir a la violencia, al maltrato verbal o físico. En todo el país hay haitianos haciendo trabajos “que muchos dominicanos no quieren hacer.” Ese fenómeno social se ve en otros países, y Estados Unidos no es excepción. Aquí son muchos los trabajos que no hacen ni quieren hacer los estadounidenses, y que son realizados por centroamericanos, mexicanos… ¡y dominicanos!

En Estados Unidos, hay una campaña, fuerte, contra “los indocumentados”. Pero se cuenta que, subrepticiamente, hay otra campaña, también fuerte, para que no aprieten demasiado, pues si les aplican toda la ley, ellos van a salir muy perjudicados, pero también la economía estadounidense podría sufrir un colapso por falta de mano de obra en muchos trabajos que los norteamericanos rehúsan hacer, y que los realizan manos hispanas.

Es condenable, por ejemplo, que extranjeros vengan a Estados Unidos a vivir de la Beneficencia Pública, sin haber trabajado aquí, sin aportar nada al país, para conseguir el derecho a pensiones y medicamentos.

Asimismo, es intolerable que en Dominicana estén diseminados por todo el país nacionales haitianos ejerciendo la mendicidad, acompañados en muchos casos de niños casi recién nacidos. Además, en varios pueblos del país los hospitales públicos tienen un porcentaje considerable de pacientes haitianos, indocumentados y pordioseros. En Dominicana el sistema de Salud Pública tiene muchísimas precariedades, lo que le impide dar un servicio más o menos decente a la población criolla. A eso se le agrega, la población haitiana, lo que está constituyéndose en un problema que, si no se corrige ahora, puede que sea imposible de enfrentar en un futuro cercano.

Muchas veces se  ha dicho que en los bateyes  de los ingenios azucareros dominicanos, abunda la “esclavitud” de adultos y niños haitianos, lo que definitivamente es incierto. Lo que sucede es que a tales personas se les ha criado en ese ambiente, y allí se sienten a gusto. Como a gusto se sienten indigentes dominicanos que se establecen a la vera de cañadas y ríos, al pie de montañas, por lo que son los primeros damnificados cuando se producen inundaciones.

Da la impresión que lo recién publicado por el Times, “fue mandado a hacer”, pues la reportera no cita ninguna fuente confiable, sino que dice lo que escribió, “de oído”.

Para la meditación de hoy: En el día, ¿cada qué tiempo te acuerdas de ti mismo? No de los problemas, las vicisitudes que se te enfrentan, no. Es de ti mismo. Recordar que eres un ser viviente, viviendo, unido en espíritu a toda la creación. Vamos. ¿Cuántas veces al día te das cuenta de ello; de que existes? Porque no es mucha la gente que en el día, se recuerda de si misma, sino de sus problemas. De sus achaques y sobre todo, de sus miedos. Disponte a pensar un poco más en ti y sobre ti, en el día; y de tu conexión con el Universo. Basta un minuto al día. Con eso comienzas a caminar tu ruta interior, la que te llevará a ti mismo. Y a medida que vayas llegando a ti mismo, irás creciendo mental y emocionalmente. Y resolverás problemas…

Publicaciones Relacionadas

Más leídas