Obama ante el desafío económico norteamericano

Obama ante el desafío económico norteamericano

Desde antes de asumir la presidencia de los Estados Unidos el próximo 20 de enero, ya el que será el nuevo Presidente tiene ante si el tremendo desafío de cómo enfrentar la más dramática crisis económica de la historia norteamericana en décadas y, posiblemente, de su historia.

Ante el dilema de cómo regular el funcionamiento de la economía, si mediante el mercado o por medio del Estado, como ya es sabido, el mercado quedó derrotado. Se nos encima un período en que van a volver a prevalecer las políticas económicas que reconocen un rol esencial al papel del Estado.

Cual Ave Fénix, veremos renacer de entre sus cenizas el pensamiento keynesiano. O como va a ser llamado ahora: el neokeneysianismo. Éste no es sino el reconocimiento de un papel proactivo por parte del Estado.

El próximo Presidente ha afirmado que va a dirigir su acción a la creación inmediata de empleos. Para ello ha anunciado que va a aplicar un programa de obras públicas para reforzar la infraestructura nacional y con ello inducir un crecimiento del empleo y hacer crecer la demanda, motor fundamental de funcionamiento de la economía estadounidense. La contracción del consumo interno es la mejor expresión de la crisis que afecta a los Estados Unidos. Por lo tanto, toda inversión en sectores que no incrementen la oferta pero sí aumenten el poder de consumo inciden en el crecimiento de la economía.

A su vez, la política del Presidente Obama establecerá una reducción de los impuestos en los sectores de la clase media y media baja con lo cual esos sectores, los verdaderamente mayoritarios de la sociedad norteamericana, tendrán un mayor nivel de consumo y ejercerán un estímulo sobre la producción.

El equipo económico del nuevo ejecutivo parte de la concepción keynesiana de que inversiones en determinados sectores ejercen un impacto multiplicador sobre el resto de la economía. Esos sectores han sido tradicionalmente visualizados como el de la construcción, la industria automovilística y el sector militar industrial.

Ya señalamos la importancia que se le concederá al sector de la construcción. En consecuencia. La industria automovilística, hoy día gravemente herida, deberá ser auxiliada para que pueda relanzarse y la nueva concepción que se asentará en la Casa Blanca comparte esa opinión.

Otra cosa es el sector militar industrial. Para reforzarlos se supondría una política guerrerista y agresiva que cree nuevos escenarios de crisis, pero ello parece ir en contra de posiciones esenciales planteadas durante la campaña por el ahora presidente electo.

John M. Keynes, el más brillante economista del siglo XX, verá desde su tumba renacer sus postulados básicos. Cuando en 1996 se conmemoraron 50 años de su muerte este periódico reprodujo un artículo de un periódico español titulado: Keynes, un economista siempre vivo. Cuánta verdad.

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