North Carolina.— Ocho años después que Hillary Clinton ayudó a unir a los demócratas en apoyo a la campaña presidencial de Barack Obama, el presidente saliente le devuelve el favor.
Obama y Clinton aparecerán juntos por primera vez en la actual campaña presidencial, en North Carolina, horas después que el director del FBI James Comey anunció que no recomendará formular cargos contra Clinton por sus polémicos correos electrónicos cuando era secretaria de Estado.
Con todo, la crítica de Comey, de que Clinton fue “extremadamente descuidada” en el manejo de información confidencial, garantiza que el tema seguirá vivo hasta las elecciones de noviembre. El momento de la crítica introduce al presidente en una polémica de la que ha tratado de permanecer al margen.
La presencia de Obama junto a Clinton recordará a todos que fue una persona designada por él la que se abstuvo de presentar cargos penales contra la sucesora que él prefiere. El virtual candidato republicano Donald Trump, quien también realizaba un acto electoral en North Carolina, tuiteó que la decisión de Comey era una prueba de que el sistema está “manipulado”.
Los demócratas esperan que la presencia de Obama ayude a desestimar las dudas de los votantes sobre la honestidad e integridad de Clinton, que derivan en parte del caso de los correos. Se prevé que el presidente explicará cómo fue cambiando de posición, de escéptico a partidario de Clinton.
“Creo que será de mucha ayuda, sobre todo entre los votantes demócratas y algunos independientes que tienen dudas”, dijo David Axelrod, principal arquitecto de la campaña de Obama en 2008, en la que enfrentó a Clinton por la candidatura demócrata. “Para ello puede hablar de su propia experiencia. Fueron rivales, tuvieron diferencias; eso le da cierta autoridad adicional”.
La campaña de Clinton también espera que la presencia de Obama sirva para recordar otros aspectos de su actuación como secretaria de Estado. Durante cuatro años, Obama le confió la representación de su política exterior en el mundo.
Ella estaba a su lado en la Sala de Situación de la Casa Blanca. Como buen soldado, dejó de lado su ego político para colaborar en el gobierno del hombre que la derrotó. Y cuando era secretaria, la mayoría de los estadounidenses tenía una buena imagen de ella.