WASHINGTON. AFP. El presidente Barack Obama condenó ayer la quema del Corán por un pastor estadounidense, luego de que violentas protestas contra lo que llamó un acto de «extrema intolerancia y fanatismo» dejaran 17 muertos en Afganistán. Diez personas murieron a consecuencia de las protestas que comenzaron en el centro de la sureña ciudad de Kandahar, y que se extendieron al chocar la policía con manifestantes el sábado, un día después de que siete funcionarios de la ONU fueron asesinados en el ciudad de Mazar i Sharif, en el norte.
«La profanación de cualquier libro sagrado, incluyendo el Corán, es un acto de extrema intolerancia y fanatismo», dijo Obama en un comunicado en homenaje a las víctimas de los ataques. Las protestas del sábado comenzaron en el centro de la ciudad y se extendieron a otros lugares. La policía se enfrentó a los manifestantes, que marchaban hacia las oficinas de la ONU y los edificios de la administración provincial, según testigos. Según el doctor Daud Farhad, jefe del principal hospital de Kandahar, ex capital del régimen de los talibanes, hubo «diez muertos y 83 heridos». «Entre los heridos figuran un funcionario de la agencia afgana de inteligencia y un policía. El resto son manifestantes», declaró.