Obama espera acallar lamentos de Latinoamérica

Obama espera acallar lamentos de Latinoamérica

PAULO (AP).-  Es el eterno lamento de Latinoamérica: ¿Cómo puede ser que una región tan cercana a Estados Unidos genere tan poco interés en los gobernantes norteamericanos? Justa o no, esa es la impresión predominante, que el presidente estadounidense Barack Obama tratará de cambiar durante su visita de tres días por la región, que comienza el sábado en Brasil.

De allí seguirá a Chile y El Salvador. Todo nuevo presidente estadounidense genera en la región expectativas de que tendrá una relación más estrecha con Latinoamérica, y pocos líderes alentaron más ilusiones que Obama, quien tres meses después de asumir declaró en la Cumbre de las Américas que se iniciaba una nueva era de cooperación. «Sé que las promesas de trabajo conjunto no se han cumplido en el pasado», expresó Obama en esa ocasión.

«Si bien Estados Unidos hizo mucho por promover la paz y la prosperidad en el hemisferio, ha veces nos desentendimos y a veces tratamos de imponer nuestros términos. Pero me comprometo ante ustedes a buscar una cooperación entre iguales». «Vine a lanzar un nuevo capítulo de colaboración que se mantendrá durante mi administración», afirmó. Han pasado dos años y Latinoamérica sigue esperando que ese compromiso de haga realidad.

«Ese discurso generó grandes expectativas, que no se han cumplido», dijo Mauricio Cárdenas, director de la Iniciativa para Latinoamérica de la Brookings Institution. «La gente entiende que ello es por Afganistán e Irán, la economía y todo lo demás, pero la realidad es que… no ha cumplido». Cárdenas y otros analistas dicen que el viaje de Obama tendrá mucho simbolismo y pocas iniciativas concretas.

En Brasil, la economía más grande de Latinoamérica y con un peso político cada vez más fuerte, Obama se enfocará en los vínculos económicos. Los líderes empresariales que lo acompañarán tratarán de aumentar la participación de Estados Unidos en la floreciente economía brasileña y en los numerosos proyectos de infraestructura para la Copa Mundial de fútbol del 2014 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro del 2016.

Obama, sin embargo, tiene las manos atadas en relación con el tema que más le interesa a los brasileños: un mayor acceso a los mercados estadounidenses para sus principales productos agrícolas, desde carne hasta etanol y jugo de naranja. Brasil es un feroz crítico de lo que describe como medidas proteccionistas del gobierno estadounidense a partir de subsidios a la agricultura. Es poco probable que el Congreso estadounidense elimine subsidios que expiran en el 2012, por lo que no se pueden esperar grandes mejoras en el comercio bilateral durante el viaje de Obama. Otro tema importante que podría abordarse es el deseo de Brasil de conseguir una banca permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Durante un viaje a la India en noviembre, Obama brindó su apoyo a las aspiraciones de ese país de obtener una banca permanente. Pero la secretaria de estado estadounidense Hillary Clinton, al ser interrogada al respecto el mes pasado en una conferencia de prensa, expresó que Estados Unidos todavía no piensa brindar semejante respaldo y se limitó a decir que «deseamos un diálogo constructivo con Brasil sobre este tema durante la visita del presidente Obama y después también».

 «El gobierno de Obama no está preparado para dar ese paso. Pero será importante que los brasileños escuchen el mensaje de Obama de que están en el mismo nivel que otros integrantes del BRIC (término que alude a Brasil, Rusia, India y China)», manifestó Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano. David Fleischer, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Brasilia, dice que entre los brasileños hay «pocas expectativas» de que Obama anuncie que apoya una reforma al Consejo de Seguridad con una banca permanente para Brasil. Recordó que Brasil votó en contra de una nueva ronda de sanciones a Irán que promovió Washington en junio del año pasado en las Naciones Unidas. «Al no brindar su respaldo, Obama mantendrá a raya a Brasil, obligándolo a hacer buena letra el próximo año y a votar con Estados Unidos en el Consejo de Seguridad», expresó Fleischer.

 Shifter opinó que Obama no hará nada resonante en ninguno de los países que visitará, pero que debe hacer al menos algunos gestos simbólicos que faciliten progresos tangibles en los terrenos político y económico en el futuro.

La presidente brasileña Dilma Rousseff, quien lleva tres meses en el cargo, ha expresado su deseo de mejorar los lazos con Estados Unidos, luego de las tensiones que hubo durante la gestión de su predecesor Luiz Inacio Lula da Silva. Rousseff cuestionó el estado de los derechos humanos en Irán –nación que Lula defendió– y dejó de lado los esfuerzos de Lula por hacer que Brasil sea mediador entre Teherán y Occidente en relación con el programa nuclear iraní. Su ministro de relaciones exteriores es Antonio Patriota, quien fue embajador ente Estados Unidos en el período 2007-2009.

Rousseff, por otra parte, no muestra el entusiasmo que transmitió Lula en torno a una compra de 5.000 millones de dólares de aviones de combate franceses Dassault, lo que da a Boeing –firma estadounidense– esperanzas de que sus F-18 Super Hornet se queden con ese contrato. «El principal objetivo de Obama será volver a encarrilar las relaciones entre Estados Unidos y Brasil, que son probablemente el peor desencanto de la política de Obama hacia Latinoamérica», opinó Shifter. En Chile, Obama pronunciará un discurso a toda la región, similar al que pronunció en El Cairo en el 2009, en el que prometió «empezar de nuevo» las relaciones con los musulmanes y el Medio Oriente. Clinton dijo que el discurso de Obama «reflejará la importancia de Latinoamérica para Estados Unidos».

 El canciller chileno Alfredo Moreno, durante una conferencia de prensa conjunta con Clinton el 10 de marzo, dijo que el viaje de Obama tenía un significado «especial para Chile y para toda la región». Pero no indicó cuál era su importancia. Moreno señaló que la ayuda que prestó Estados Unidos luego del terremoto que azotó Chile el año pasado y nuevamente cuando 33 mineros quedaron sepultados bajo tierra durante 69 días simboliza un poco los estrechos lazos entre las dos naciones.

El presidente chileno Sebastián Piñera ha dicho que durante la visita se firmará un convenio para promover la capacitación de ingenieros nucleares chilenos. Piñera insistió en que no se puede descartar la energía nuclear a pesar del terremoto que afectó plantas nucleares japoneses.

 Chile es uno de los aliados más firmes de Estados Unidos en Sudamérica, con un sistema capitalista sólido y una democracia estable desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet en 1990. Los dos países firmaron un tratado de libre comercio en el 2003. Por todo esto, Cárdenas cree que no se pueden esperar grandes cosas de la visita, aunque mencionó que a Chile le gustaría ser incorporado a la lista de países que no requieren visa para que sus ciudadanos ingresen a Estados Unidos.

 Opinó, no obstante, que difícilmente Chile invierta capital político en ese terreno. Obama no hará una escala en Argentina, lo que hace pensar que las relaciones con ese país no están en su mejor momento. Una serie de cables de la embajada estadounidense críticos del gobierno argentino filtrados por WikiLeaks alimentó las tensiones.

Un cable indica que Argentina quería que Obama visitase ese país. El canciller argentino Héctor Timmerman, no obstante, dijo que Argentina está mejor sin Obama. En un tweet, sostuvo que Washingto «más que amistades, tiene intereses».

 Obama irá a El Salvador en momentos en que esa nación, y Centroamérica en general, experimentan su mayor violencia desde las guerras civiles de la década de 1980.

El narcotráfico está penetrando una región ya de por sí azotada por las pandillas y aumentan los asesinatos y las confiscaciones de cocaína. Centroamérica se quejó de que la ayuda que recibía de Estados Unidos para combatir el narcotráfico asciende a apenas 165 millones de dólares, comparado con los 1.800 millones de dólares asignados a México. El año pasado esa partida fue subida a 248 millones de dólares, pero los centroamericanos dicen que no es suficiente y es previsible que ese sea uno de los temas principales de la agenda durante la visita de Obama.

 «Aumenta la inquietud por la violencia en Centroamérica y El Salvador podría ser el mejor socio para combatir la proliferación de la delincuencia no solo en El Salvador sino también en los países vecinos», sostuvo Shifter.

Evan Ellis, experto en Latinoamérica de la Universidad de Defensa Nacional, dice que no duda del deseo de la administración de Obama de prestarle más atención a Latinoamérica, pero que, como ocurrió tantas veces en el pasado, la región pasa a segundo plano, desplazada por eventos en otros sitios. Ellis no cree que eso vaya a cambiar a corto plazo.

 «Latinoamérica sufre desde hace tiempo del síndrome de la esposa ignorada, cuyo marido –Estados Unidos–, viene y dice, ’no he sido un buen compañero, pero las cosas van a cambiar»’, expresó Ellis. «Eso dura un par de días y después empieza nuevamente el ciclo».

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