Obama hablará de comercio con sus socios de México y Canadá

Obama hablará de comercio con sus socios de México y Canadá

WASHINGTON. El presidente estadounidense, Barack Obama, pretende este miércoles conversar sobre un ambicioso acuerdo comercial durante la reunión con su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, y el Primer Ministro de Canadá, Stephen Harper, dos socios de primer nivel.

Obama deberá realizar en la jornada el viaje de ida y vuelta entre Washington y Toluca, área de influencia de Peña Nieto en las proximidades de la capital mexicana, para una cumbre de alrededor de siete horas entre los tres vecinos. Canadá, Estados Unidos y México están ligados desde hace 20 años por un acuerdo de libre comercio.

«Un tercio de las exportaciones estadounidenses se efectúan hacia Canadá y México», dijo un alto responsable del gobierno en Washington.

Sin embargo Obama se propone defender la Asociación TransPacífica (TPP), que desde el arranque engloba otros nueve países: Australia, Brunei, Chile, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

Estados Unidos es el principal promotor de este proyecto que representa alrededor del 40% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, y del que China -un asociado comercial clave y un adversario geopolítico de Washington- está ausente.

Los negociadores estadounidenses desean que el acuerdo sea concluido para fin de año, pero las conversaciones se han estancado ante la complejidad de la apertura de ciertos mercados, como Japón.

Además, la administración estadounidense desea que el TPP incluya un acuerdo sobre las normas de trabajo y de protección ambiental, que no existen en el acuerdo de libre comercio alcanzado con México y Canadá.

Fricciones evidentes. No todo es color de rosa entre los tres socios norteamericanos. México no esconde su disconformidad con la decisión de Canadá de mantener las dificultades para que ciudadanos mexicanos consigan visas, y además el gobierno mexicano exige una mejora en las condiciones en el paso de sus camiones en Estados Unidos.

Al mismo tiempo, el primer ministro Harper ya criticó abiertamente los atrasos por parte del gobierno estadounidense con relación a estudios sobre el gigantesco oleoducto Keystone XL, que llevaría el petróleo desde el territorio canadiense hasta refinerías en Texas, en el sur de Estados Unidos.

A apenas nueve meses de las elecciones legislativas que definirán el margen de maniobra para el resto del gobierno de Obama, el presidente se encuentra sometido a fuertes presiones internas: el oleoducto es apasionadamente apoyado por el opositor partido Republicano (mayoritario en la Cámara de Representantes), pero condenado amargamente por los ambientalistas.

En tanto, el Senado (dominado por el partido Demócrata) rechazó en enero renovar un proyecto de ley que permitiría al poder ejecutivo negociar acuerdos comerciales, decisión que recortó el espacio de movimiento del presidente.

La reunión entre los tres líderes norteamericanos deberá servir también para que Obama defienda su proyecto de reforma migratoria, clave para la economía estadounidense que ya consiguió la luz verde del Senado pero que se encuentra estancada y sin mayores esperanzas en la Cámara de Representantes.

«La reforma migratoria es un tema que interesa al presidente Obama y estoy seguro que también interesa a los otros líderes, porque se trata de una reforma que tendría impacto concreto en la economía del país», dijo el martes un alto funcionario de la Casa Blanca.

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