Obama: histórico, auspicioso y ¿peligroso?

Obama: histórico, auspicioso y ¿peligroso?

EDUARDO KLINGER PEVIDA
e.klinger@academiadecienciasrd.org
Observar verdaderas masas de ciudadanos blancos – anglosajones gustan decir ellos – aclamando a un político negro – afro americano también gustan de decir – como posible próximo presidente de los Estados Unidos, y muy probable opino yo  es, no hay dudas, un hecho histórico sin parangón en la historia norteamericana.

En el párrafo anterior está implícita la gran paradoja de este momento crucial en la historia de los Estados Unidos y, quizás, de América Latina y el Caribe y el resto del mundo: un político negro que logra un gran apoyo de los blancos. El slogan de la campaña de Barack Obama se centra en una política de cambio, pero éste ya se expresa, de hecho, en su propia presencia en el escenario electoral nacional y en presentar una opción viable hacia la Casa Blanca.

No es totalmente novedoso el que un negro demócrata aspire a la candidatura presidencial por su partido, pues en la campaña de 1986 el reverendo Jesse Jackson compitió, y aunque suscitó mucho entusiasmo y apoyo, sus opciones quedaron muy lejos. Ahora, Obama tiene la candidatura en el bolsillo y es ya el favorito para las elecciones de noviembre.

En la contienda se van a enfrentar no dos etnias con intereses contrapuestos, la sociedad norteamericana hoy ya es algo distinto de lo que fue antes desde el punto de vista racial; no se van a contraponer dos generaciones diferentes y tampoco es el enfrentamiento de dos líneas ideológicas. Lo que se va a confrontar, si lo de Obama no ha sido mera retórica – que no lo parece – son dos percepciones del mundo diferentes. Ambas ven a los Estados Unidos en un mismo papel en sus respectivos escenarios pero con libretos divergentes.  McCain es partidario de que EE. UU. siga usando su  “poder duro” como medio de “convencer” y “captar” amigos y respaldo; Obama recurrirá al “poder suave” como instrumento de influencia y atracción.

Obama declaró que lo que sea bueno para América Latina habrá de ser bueno para los EE. UU. ¡Vaya cambio! Porque hasta ahora la noción de los políticos norteamericanos se expresaba en que lo que fuera bueno para los EE. UU. tenía que ser – de cualquier modo – bueno para América Latina. Después de 50 años y diez presidentes distintos, por fin un político reconoce la pertinencia de explorar otras fórmulas con Cuba.

Quien puede llegar a ser el próximo presidente norteamericano es auspicioso de políticas de cambio ciertamente profundas, no solo en lo que se refiere a problemas internos como en la salud, la política económica, la pobreza interna, etc. sino, también, hacia la arena internacional. Se declara contrario a la guerra y eso ya es una amenaza al poderoso complejo militar – industrial lo que puede resultar peligroso para su integridad. ¿Qué opina el stablishment?

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