El pasado sábado 5 de mayo el Presidente Obama lanzó su campaña de reelección para un segundo período a la oficina más importante del mundo, la presidencia de los Estados Unidos.

Es significativo que el Presidente haya escogido esa fecha, en la que se celebra en el país el día de la herencia y el orgullo mexicano,  y que conmemora el triunfo sobre los franceses en la batalla de Puebla de 1862. Uno de los eventos de importancia en el proceso independentista mexicano, al cual, los latinoamericanos se sienten solidarios.

  Con sólo 175 días faltantes para el día de las elecciones, el Presidente está en una magnífica posición para ser reelecto con un decisivo voto hispano.

En una actividad en Casa Blanca, en el Jardín de Rosas,  el Presidente se comprometió de nuevo con las reformas al sistema de inmigración, que no ha podido avanzar debido a la obstrucción de los republicanos en el Congreso.

El Dream Act, como se conoce en inglés, es la propuesta de reforma al sistema de inmigración, que estipula que los hijos de inmigrantes no documentados, podrán optar por regularizar su situación, si se alistan en el servicio de las fuerzas armadas o acceden a un título universitario.

El Señor Romney ha amenazado con vetar esa legislación en caso que él gane. Un millón de hispanos serían afectados si esa pieza legislativa no se aprueba.

El Presidente Obama procura todo lo contrario, dijo: “Quiero firmar el Dream Act, ya tengo todos los bolígrafos listos. Estoy dispuesto a trabajar con cualquiera que desee alcanzar una reforma con apoyo de los dos partidos a fin de resolver este problema de una vez por todas.”     

Según una encuesta del prestigioso Pew Research Center, los latinos prefieren a Obama por un margen de 67% en contra de 27%. En otra encuesta, de Fox Latino, para 1,200 personas, entre el 10-15 de marzo, resultó que el 70% de los latinos votarán por Obama en contra de sólo 14% por nuestros adversarios.

La población latina es la de más rápido crecimiento en la nación, con más de 50 millones de los casi 306 millones que tiene el país.  Veintiún millones están inscritos para votar y están concentrados en algunos de los estados claves que van a decidir las elecciones:   Colorado, Nevada, Florida, Nuevo México, Iowa, Pennsylvania, Wisconsin, Michigan, New Hampshire, Carolina del Norte, Ohio y Virginia.

Por ejemplo, en Nuevo México somos el 42.5% de los votantes registrados, en Arizona 21.5%, en Florida 19.2%, en Nevada 17.3%, Colorado 13.4%, en Pennsylvania 6.1% y en Wisconsin 5,4%.

  Los latinos no olvidan que Romney endosó y ayudó a Kris Kobach, quien redactó e hizo posible aprobar la legislación en Arizona y Alabama en contra de los emigrantes hispanos. Kobach desde su posición de Secretario de Estado del estado de Kansas, continua su lucha anti-latinos con el apoyo de Ronmey.

También los latinos le pasarán factura, cuando recuerden que fue él, quien en las primarias republicanas de Florida, se inventó el concepto de propia deportación, que significa,  hacerle la vida imposibles a los hispanos que no tienen sus documentos al día, para obligarlos “voluntariamente” a que se deporten ellos mismos.

Otra de las agresiones de Romney en contra de nosotros los latinos fue cuando se opuso al nombramiento de Sonia Sotomayor, primera jueza hispana nominada por un Presidente para ocupar una silla en la Suprema Corte de Justicia del país y la tercera mujer en la historia de la nación que ocupa esa alta posición.

Cuando su nombramiento fue al Senado, paso con 68 votos a favor pero 31 se opusieron. Todos los votos en contra fueron  republicanos y aunque Romney no era Senador, realizó una  campaña dura para que la jueza no pasara.

La realidad es que ya los latinos no pueden ser considerados como una minoría insignificante y sin relevancia política, ambos partidos necesitaran redoblar sus esfuerzos, nosotros para mantener la supremacía de los latinos por margen de 2 a 1, y los republicanos que saben, que si no captan por lo menos el 40% del voto hispano, no ocuparán la oficina Oval el próximo enero.