Texas, EE.UU. AP. El presidente Barack Obama trató de dar vuelta al debate político sobre la oleada de niños inmigrantes al plantearlo como una cuestión de voluntad por parte los republicanos para abordar el problema, y no en la decisión del mandatario de evitar una oportunidad para ver la crisis de primera mano.

Tras reunirse con el gobernador republicano de Texas, Rick Perry, el presidente sugirió que no había tanta diferencia entre los llamados de Perry pidiendo ayuda adicional en la frontera y la petición de casi US 4,000 millones que él presentó ante el Congreso.

“La pregunta es ¿por qué la delegación de Texas o cualquiera de los otros republicanos que están tan preocupados por este asunto no quieren acelerar el proceso y presentan el proyecto en mi escritorio para que pueda firmarlo y podamos empezar a trabajar en ello?”, dijo Obama.

Sostuvo que la oposición a la solicitud de este gasto de emergencia forma parte de un patrón de obstruccionismo republicano, dado que se han resistido a avanzar en un proyecto de ley integral de inmigración.

La oposición republicana endureció su postura frente a la solicitud. Los senadores John Cornyn y Ted Cruz, criticaron el plan como un “cheque en blanco”, y el senador por Arizona John McCain expresó su oposición a la medida. Por su parte, Perry insistió en que la crisis de la frontera es el resultado de la mala política pública de Obama en el tema.