Obama rumbo a la Casa Blanca

Obama rumbo a la Casa Blanca

ANTONIO PEÑA MIRABAL
Cuando la senadora de Nueva York, esposa del presidente más prestigioso de los Estados Unidos en los últimos tiempos, se lanzó a la conquista de la candidatura presidencial de ese gran país, nunca pensó que un afroamericano, prácticamente nuevo en los avatares políticos de Washington, sería quien le disputara tan alto honor.

El apellido Clinton pesa mucho en el partido demócrata y en la sociedad norteamericana de hoy, por lo que se daba como un hecho que fuera Hillary la escogida para la competencia frente a los republicanos en noviembre del presente año. Las cosas no salieron como pensaron los Clinton y los principales timoneles de la maquinaria partidaria demócrata, lo que deja una lectura obligatoria para la élite directiva y confirma el axioma de que en política no se pueden descuidar los adversarios considerados débiles o pequeños.

Barack Obama representa el cambio que la mayoría de los norteamericanos anhelan. Sus claros pensamientos sobre los grandes temas que aquejan esa sociedad, como por ejemplo la grave crisis económica que afecta al mundo financiero e inmobiliario norteamericano, la guerra de Irak, las deficiencias en el sistema de salud pública, entre otros, entusiasmó a más de 17 millones de norteamericanos que salieron de sus hogares y dejaron sus trabajos para votar en cada estado por el discurso enarbolado por él.

Con una oratoria clara, precisa y directa, Obama supo comunicar su plan de gobierno de ser él electo presidente de esa gran nación. Sin máculas que enrostrarle ni colas que pisarle, Obama recorrió todo el territorio norteamericano denunciando a la actual administración y vendiendo la esperanza de producir un cambio en Washington. Causa risas escuchar a algunos “analistas” del patio decir en forma despectiva que “ese negro ha sacado tantos votos porque los republicanos le ayudaron y mandaron a votar a su gente por él”.

Es el análisis simplista levantado por gente que en el 1996 nunca pensaron que el advenedizo en aquel entonces Leonel Fernández, podía derrotar en una segunda vuelta electoral a la figura egregia del Dr. José Francisco Peña Gómez. Solo hay que estar al día de lo que está sucediendo en los Estados Unidos y el mundo, para saber que de no producirse un giro radical entre los que dirigen esa gran nación, la panacea norteamericana empezará a sufrir gran deterioro, lo que afecta ya a millones que han visto reducida su capacidad adquisitiva en los últimos años de la actual administración.

El pueblo norteamericano sin lugar a dudas escogerá a un demócrata para que dirija su destino, y ese será Barack Obama, el cual con el simple hecho de haber sido candidato presidencial ya está en la historia de su país. La receta de los Bush ya no entusiasma a la mayoría norteamericana, la cual se siente amenazada con una guerra interminable de proporciones dañinas para el bienestar  de los que menos tienen.

Obama entusiasmó a millones de jóvenes que nunca habían mostrado interés por la actividad política. Creó con estos una red interminable de colaboradores voluntarios que salieron casa por casa a conquistar el voto por la causa levantada por él: el cambio en Washington.

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