Obama urge reforma migratoria

Obama urge reforma migratoria

WASHINGTON. AFP. El presidente estadounidense Barack Obama urgió ayer a la Cámara de Representantes aprobar una reforma migratoria que incluya la legalización de millones de indocumentados, confiado en que el proyecto tiene los votos para su adopción.

 «Les exhorto, cuando regresen, a hacer algo, que presenten un proyecto de ley que tenga una oportunidad de ser aprobado», dijo Obama en referencia a los congresistas, que partieron por el receso de verano.  

Una reforma migratoria -que sería la primera en casi tres décadas-, que ofrezca una salida de las sombras a los indocumentados, principalmente latinos, es uno de los principales objetivos del segundo periodo del presidente, quien ha insistido en sus presuntas efectos positivos para convencer al Congreso.  

«Tenemos fuertes evidencias de que nuestra ventaja tecnológica y científica sería mejor si pasamos la reforma migratoria», dijo este viernes durante una rueda de prensa, antes de marcharse también de vacaciones.   En junio, el Senado, de mayoría demócrata, aprobó un proyecto que incluye una vía a la ciudadanía para los 11 millones de indocumentados, en combinación con una fortificación de la frontera con México, así como cambios en el programa de visas y mayores controles para empleadores.

Pero desde entonces el tema está estancado en la cámara baja, dominada por los republicanos, deseosos de más seguridad fronteriza pero reacios a otorgar una «amnistía» a los inmigrantes que cruzaron ilegalmente la frontera. Los grupos pro-inmigrantes presionan además para que el asunto se zanje este año, antes que las campañas por las elecciones legislativas de 2014 desvíen la agenda en el Capitolio.  

Obama dijo estar «absolutamente seguro que los votos para el proyecto del Senado» están en la Cámara, aunque dio espacio a los congresistas para agregar elementos adicionales, que luego serían discutidos en una comisión de las dos cámaras, antes de que el proyecto llegue finalmente al escritorio presidencial.   

«El problema son las políticas internas de los republicanos», criticó el mandatario, enfatizando el apoyo al proyecto por parte de grupos normalmente antagónicos como sindicatos y empresarios, estudiantes o congregaciones religiosas.

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