Obama y Castro, un encuentro que hará historia

Obama y Castro, un encuentro que hará historia

CIUDAD DE PANAMÁ. AFP. Un presidente de Estados Unidos y uno de Cuba estarán cara a cara en la Cumbre de las Américas, un histórico encuentro que sellará el acercamiento entre los dos países archienemigos por más de medio siglo.  

El foro hemisférico de este viernes y sábado en Panamá pretende celebrar el acuerdo que los presidentes Barack Obama y Raúl Castro anunciaron sopresivamente el 17 de diciembre de normalizar las relaciones, augurando una nueva era en las relaciones con América Latina.

«La Cumbre es una oportunidad para un momento simbólico de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos y para regularizar una cooperación triangular en la que participen de conjunto con la región», aseguró el analista cubano Arturo López-Levy, del Centro de Estudios Globales de la Universidad de Nueva York.

Si bien Obama y Castro se saludaron durante el funeral de Nelson Mandela en Sudáfrica en 2013, no han mantenido, como no lo ha hecho ningún líder de los dos países en medio siglo, un encuentro de más de cinco minutos.

«Esto nadie se lo hubiera imaginado hace apenas seis meses», expresó Antonio Oviedo, chofer de 57 años, interrogado en las calles de La Habana.

Sin embargo, para los disidentes cubanos que viajaron a Panamá la presencia de Raúl Castro en la Cumbre es un «insulto» y una «bofetada» a Cuba.

Fue justamente en Panamá, en 1956, la última vez que un presidente de Cuba, el dictador Fulgencio Batista, y de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, se reunieron antes de la ruptura, en 1961, de relaciones diplomáticas.

Esta es la primera vez primera desde la primera Cumbre de las Américas en 1994 que Cuba tendrá una silla entre los 35 estados del continente.

No se descarta un diálogo entre Obama y Castro en Panamá. El secretario de Estado, John Kerry también podría reunirse con el canciller cubano, Bruno Rodríguez, el jueves.

¿Venezuela será el aguafiestas? La gran duda es cuánto pesará la decisión de Obama de declarar a Venezuela una amenaza para su seguridad nacional. No obstante, dos días antes de iniciar la VII Cumbre de las Américas, Caracas y Washington bajaron el tono.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, dijo a su par brasileña Dilma Rousseff que tiene la «disposición de promover una reducción en las tensiones» con Estados Unidos, según Brasilia; y el martes un alto funcionario de la Casa Blanca aseguró no creer que Venezuela represente una amenaza.

De cualquier forma, la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, aprovechó una reunión con el consejero del Departamento de Estado norteamericano, Thomas Shannon, en Caracas, para insistir en que se retire el decreto.

Maduro -con adhesiones de sus aliados regionales- había anunciado su intención de presentar en la Cumbre diez millones de firmas que respalden esa exigencia a Obama.

Más allá de las acciones de Maduro, los analistas tampoco creen que Venezuela, principal benefactor económico de Cuba, comprometa las negociaciones entre La Habana y Washington.

«De ninguna manera van a dejar a Venezuela insertarse en este proceso (aunque) el gobierno de Cuba públicamente va a seguir expresando su solidaridad con el gobierno venezolano», aclaró Frank Mora, director del Centro para América Latina de la Florida International University, exencargado de la región en el Pentágono bajo Obama.

Muchos esperaban la reapertura de embajadas en Washington y La Habana antes de la Cumbre, pero persisten asuntos espinosos como el reclamo de Cuba de que Estados Unidos la borre de su lista de países patrocinadores del terrorismo.

Según una fuente del departamento de Estado, «pronto» se anunciará la salida de Cuba de esa lista, que completan Sudán, Irán y Siria.

Los expertos advierten que el restablecimiento de relaciones será un proceso lento. «Eso es casi inevitable por los 50 y pico de años de no solo no tener relación, sino de tener una desconfianza histórica», explicó Mora.

Desde diciembre, el contacto ha sido constante: hubo tres rondas de negociaciones. Paralelamente iniciaron el diálogo sobre derechos humanos, aviación civil y telecomunicaciones. No son gestos menores.

A diferencia de los foros hemisféricos anteriores, varios países de América Latina acuden a esta Cumbre con sus economías golpeadas. La caída en el precio de las materias primas, un escaso dinamismo de la demanda global y la apreciación del dólar juegan en su contra.

Este panorama sombrío puede servirle a Obama, que acude a Panamá reforzado con el acuerdo nuclear con Irán, para recuperar un espacio que ha ido ganando China en América Latina con comercio e inversiones multimillonarias.

Pero lo que suceda en adelante con América Latina dependerá de su capacidad de maniobra en una región diversa.

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