Obama y el cerebro

Obama y el cerebro

El presidente estadounidense Barack Obama solicitó la asignación de cien millones de dólares del presupuesto  del  año 2014 para investigar el funcionamiento cerebral y su aplicación en la prevención y manejo terapéutico de enfermedades tales como el Alzheimer, la esquizofrenia, el autismo, la epilepsia y las secuelas del trauma en el sistema nervioso central, entre otras patologías. Leyendo dicha información afloró a mi mente de modo automático el nombre del médico español Santiago Ramón y Cajal, fundador de las bases microscópicas a partir de las cuales se construiría el enorme y complejo edificio representado por el encéfalo.

Su obra cumbre Histología del sistema nervioso del hombre y los vertebrados, publicada en París en el 1911, fue reeditada en 1952 para festejar el centenario del nacimiento de Cajal. Su lectura permite entender lo justo del premio Nobel de Medicina  en 1906. Ningún estudioso de las neurociencias puede ignorar los aportes de Cajal a la comprensión de la morfología y el funcionamiento de la neurona como unidad estructural cerebral. La neurobiología tiene una deuda eterna con este excepcional aragonés por lo que sus miembros tienen que repetir aquella célebre frase Newtoniana de hace 360 años: “Si consigo ver más lejos es porque he conseguido auparme a hombros de gigantes”. Menos de una semana después del anuncio del mandatario norteamericano, se publican dos artículos en sendas revistas científicas que presagian un salto cualitativo en los avances sobre el funcionamiento de la mente.  Uno de ellos está contenido en la revista PLOS ONE, volumen 8, #4, correspondiente al 3 de abril 2013 bajo el nombre de: “Interface no invasiva de cerebro a cerebro. Unión funcional de dos cerebros”. Dicho trabajo fue realizado por Seung-Schik Yoo y asociados en la Escuela de Medicina de Harvard con Fondos del National  Institute of Health y del Ministerio de Educación de Corea. En el experimento se logra pasar el impulso nervioso de un comando motor de la corteza cerebral humana a una computadora y desde ésta es transferido al cerebro de una rata, con lo cual pudiéramos lograr que con nuestro pensamiento la rata mueva su cola. El otro trabajo colosal  proviene de la Universidad de Stanford, California con el encabezado de: “Interrogación estructural y molecular de sistemas biológicos intactos”, aparece en la revista Nature, el 11 de abril 2013 realizado por  Kwanghun Chung y asociados. En el mismo se utiliza la técnica conocida con las siglas CLARITY.  Ésta permite obtener información e imágenes de alta resolución de macromoléculas y neurotransmisores con tamaño nanométrico, manteniendo intacta la estructura tridimensional del tejido. Ello se logra a través de la sustitución de la pared grasa bilaminar neuronal y su reemplazo por un material acrílico que le da estabilidad y sostén a los distintos componentes tisulares. Las microfotografías y vídeos que se consiguen son sencillamente espectaculares. El uso de anticuerpos marcadores de colorido diferente hará posible elaborar patrones específicos para ciertas enfermedades y estados emocionales. Veremos cómo y donde viaja la señal de la miríada de ideas que fluyen por el complejo circuito del sistema nervioso central.

¡Quiera Dios que la inversión de Obama redunde en beneficio del gran cerebro de la humanidad, sin robotizarla! Eso esperamos.

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