Pese haber “sonado un poco” a nivel internacional por su política antidrogas, el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha alcanzado “fama mundial” por llamarle “hijo de puta” al presidente de Estados Unidos, Barack Obama. En serio o en broma, la verdad que la palabrota le valió al filipino, que luego se retractó, la cancelación de un encuentro con el mandatario estadounidense (algunas agencias hablan que ambos mandatarios intercambiaron luego algunas palabras). Obama, que el jueves cerró su gira por Asia, restó importancia al “mal entendido” y subrayó que esa forma de hablar es parte del hábito de Duterte. ¿Y de dónde es este hombre que con su boca ha arruinado una cita con Obama?
Presidente de un archipiélago.- Rodrigo Roa Duterte, de 71 años, y a quien llaman “El Castigador” o “Harry el Sucio”, es desde el 30 de junio el presidente de Filipinas. Fue alcalde de la ciudad de Davao en donde desató un fiero combate al narco y la delincuencia. Su país, Filipinas, está formado por un archipiélago de 7,107 islas que suman una superficie de 300,000 kilómetros cuadrados. Su población se estima en 102 millones de habitantes. El término “Filipinas” proviene del rey Felipe II de España. Filipinas es considerada como la única nación hispánica en Asia. Pero en 1898, cuando EEUU derrotó a España y se apoderó de Puerto Rico, Guam y Cuba, también se anexó el archipiélago filipino, el cual logró su independencia el 4 de julio de 1946.
Un aliado de EEUU.- Duterte, quien ya insultó al papa Francisco y al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, por criticar su política, hizo campaña prometiendo acabar con el narcotráfico en 6 meses. Y el hombre, que según sondeos tiene 90% de popularidad, desde que pisó el palacio inició una “guerra” contra drogadictos y traficantes, y según organizaciones de los derechos humanos, los muertos por ejecuciones extrajudiciales se acercan a 2,500. Las cárceles rebosan de presos, y más de 600 mil personas se han entregado a las autoridades. Pese a tan cuestionada política, para EEUU Duterte es un aliado clave en la zona, pues ha tenido disputas territoriales con China, a quien Washington vigila silenciosamente.