Los judíos se pusieron a discutir unos con otros: – ¿Cómo puede este darnos a comer su propia carne? Juan 6: 52
Hay personas que quieren saber más que Dios y cuestionan Su Palabra. Cuando se les toca algunos de sus intereses inmediatamente salen a defender su posición, que es todo lo contrario a lo establecido en dicha Palabra.
Dicen conocer al Señor pero no hacen lo que Él dice, llevando un evangelio acomodado. Es fácil llevar una vida cristiana de esa manera, ya que ellos son los que ponen sus reglas. Cuando vemos estos casos nos damos cuenta de que no existe una realidad con Cristo, y su vida cristiana deja mucho que decir.
Así que todos los que profesamos la fe estamos llamados a rendirnos a Su voluntad, sea cual sea, sin cuestionar. Por tanto, cuando defendemos nuestro punto de vista estamos reflejando nuestra naturaleza carnal, la cual demuestra que no ha sido llevada a la cruz.
Por eso es necesario entender que todo el que dice ser de Cristo debe reflejar los clavos como símbolo de rendición total. Esto se manifiesta cuando mostramos con humildad al que nos dirige y nos guía, obedeciendo en todo Su Palabra y sin contender contra ella.