Obesidad epidémica

Obesidad epidémica

Dice el refranero popular que por la boca muere el pez. No es raro escuchar de labios de uno que otro aspirante a científico repetir el dicho de que uno es lo que come.

Desde el vientre materno empezamos a vivir el proceso alimentario de acopio de nutrientes para la vital función metabólica. El niño con un predominio anabólico ingiere más que lo que consume para así conseguir el necesario desarrollo y crecimiento. El anciano sufre un desgaste progresivo, en tanto que la persona madura, bajo condiciones ideales, conserva un equilibrio entre lo ingerido y lo consumido.

El modelo de alimentación humana se aprende en el hogar, como parte de una cadena social que se refuerza con la educación, hasta convertirse en un patrón cultural. Se nos enseña a comer tal o cual variedad de alimento; nos inducen y programan antes de que tengamos conciencia de los gustos y preferencias.

En las últimas tres décadas viene creciendo, como una ola arrolladora procedente del mundo desarrollado, lo que se define como una epidemia de sobrepeso en niños y adolescentes en las Américas. Tal es la magnitud del problema que la Organización Mundial de la Salud se ha visto compelida a elaborar un plan quinquenal tendente a prevenir la obesidad en ese segmento poblacional. El proyecto fue aprobado en octubre de 2014 por el Consejo Directivo numero 53 de la Organización Panamericana de la Salud.

Los países firmantes se comprometen a implementar políticas fiscales con el fin de disminuir el uso exagerado de edulcorantes, tipo carbohidratos, reducir el consumo de alimentos pobres en nutrientes, incrementar la alimentación escolar, estimular la actividad física, promover la lactancia materna y desarrollar hábitos de ingesta alimentaria sana. La entidad vigilante de la salud universal define como dieta saludable la ingesta cotidiana de frutas y vegetales, granos de cereales sin refinar, leguminosas, carne blanca especialmente de pescado, aceite vegetal y un bajo consumo de carne animal roja.

El objetivo fundamental consiste en detener la escala alcista del sobrepeso en la juventud. El consumo exagerado de bebidas azucaradas está directamente asociado a un aumento de las enfermedades cardiovasculares y de la diabetes mellitus, dos males que están reduciendo la calidad de vida de adultos y disminuyendo su longevidad.

Se sabe que un niño sobre pesado anuncia ya un adulto obeso. Los consumidores deben conocer la utilidad de leer el etiquetado donde se especifican las características del contenido nutritivo de los productos alimentarios que compran. Recordar que se come para vivir; no se vive para comer.

En la República Dominicana persiste una desafortunada segmentación social. Tenemos un privilegiado pequeño grupo que come selectivamente lo que le apetece y en la cantidad deseada, en tanto que hay otro polo mayor en el que la gente come lo que aparezca y en la cantidad disponible.

Por otro lado, contamos con una creciente población intermedia urbana que come sin control, se hace obesa y luego accede a fatales procedimientos de cirugía bariática o estética con la intención de disminuir la grasa corporal.

Eduquemos la boca, ejercitemos el esqueleto y así viviremos más y mejor alimentados.

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