POR RAFAEL ARACENA V
LA VEGA.- El obispo de esta diócesis, monseñor Antonio Camilo González dijo que los jueces y los que imparten justicia deben actuar con imparcialidad, sin aceptar sobornos ni ganancias ilícitas.
Agregó que una justicia sana requiere de representantes probos a toda prueba; con un alto sentido de responsabilidad, de la ética y la moral, para no doblegarse ante el esplendor del oro corruptor.
Explicó que una conciencia vertical, acrisolada de sensibilidad social y humanista, tendría que ser el antídoto para conjurar el cáncer que corroe la administración judicial en muchas partes del mundo, de lo que República Dominicana y, en particular, La Vega, no es una excepción.
Monseñor Camilo González dijo que felizmente los administradores de justicia en La Vega, en su gran mayoría son probos.
Sin embargo, el obispo de la diócesis de La Vega entiende que para que haya una justicia eficiente y «justa», sus incumbentes, deberían ser personas de control personal, en los renglones espiritual y moral, de manera que se puedan superar los apetitos de ganancias indebidas en base a corrupción.
Se impone el advenimiento a cargos en la Judicicatura de personas que no manchen el servidor de justicia limpio y capaz, recto y vertical, como son muchos integrantes del segundo Poder del Estado, el Poder Judicial.
La razón debe darla justicia a quien la tenga, sin que los jueces se dejen deslumbrar por el oro corruptor, manifestó el prelado, añadiendo que los cánones legales son bien explícitos y fáciles de aplicarlos correctamente.
El prelado dijo que una justicia robusta, fuerte, pero justa y sana y firme en sus decisiones, es el primer y más sólido pilar del Estado de Derecho en que aspiran vivir las sociedades humanas de estos tiempos.
Las declaraciones del religioso se produjeron a ser abordado por periodistas a raíz del escándalo suscitado aquí cuando un juez dejó en libertad a dos personas implicadas en la muerte de un niño.