POR PEDRO GERMOSEN
El Poder Judicial tiene el gran reto de poner a los corruptos en el banquillo de los acusados, advirtió ayer monseñor Francisco José Arnaiz, quien dijo que la corrupción ha cobrado fuerza porque al corrupto se le está llamando vivo, hábil e inteligente y pendejo al que llega a la administración pública y no coge «lo suyo.»
«El delincuente no puede quedar impune. Las autoridades no pueden permitir que éste robe, mate y haga lo que le parezca sin que se le imponga castigo», dijo el prelado católico.
Precisó que corruptos ha habido siempre, pero la diferencia, añadió, está en la impunidad.
«En esto la Justicia dominicana tiene un gran reto: Deben poner en el banquillo de los acusados a los corruptos y que nos devuelvan lo que nos han robado. Hay que devolver a cada quien lo que le pertenezca», dijo Arnaiz.
Se quejó de que «la sociedad hoy en día ha entrado en un proceso de degeneración en donde se está envidiando a los viciosos y no a los virtuosos, porque los primeros a corto plazo suelen ser más exitosos que los virtuosos en las cosas materiales.»
Monseñor Arnaiz refirió que antes las personas no se atrevían a ser corruptas porque la sociedad las etiquetaba y vivían con ese estigma.
Al ser entrevistado por Laureano Guerrero en el programa Hablan los líderes, que se difunde por la Corporación de Radio y Televisión (CERTV), el religioso subrayó que la sociedad señalaba con el dedo a los corruptos y por esa razón éstos ocultaban que tenían dinero.
«Pero hoy en día es todo lo contrario: al corrupto se le está llamando vivo, hábil, inteligente y al que llega a la administración pública y no coge se le llama pendejo y se le culpa por haber dejado pasar la oportunidad de su vida», dijo Arnaiz, quien se lamentó de que «ya todo esto es parte de nuestra cultura.»
Manifestó que la corrupción se debe en gran medida a la avaricia y al apego enorme a tener mucho dinero.
«En otros tiempos, el rico no era el más cotizado. Antes lo era el más inteligente, el sabio, el filósofo o el pensador lo mismo que el hombre honrado, pero desde hace un tiempo ha irrumpido sobe la humanidad una gran ansia de tener dinero en poco tiempo», dijo.
Tras señalar que cada fenómeno tiene un lado bueno y otro malo, Arnaiz expresó que la modernidad tiene como lado malo la oferta abierta y masiva, lo que ha desatado el consumismo.
«Antes a los seres humanos nos bastaba con uno, dos y tres artículos de cada cosa para vivir. Hoy, al haber una gran oferta, se ha desatado en nosotros el consumismo», recalcó.
«De la tierra ha desaparecido desde hace tiempo la austeridad en el vivir y resulta que para ser consumista hay que buscar dinero a cualquier costo y es ahí en donde viene la corrupción», dijo.
«Antes las familias compraban carros y casas de verano cuando estaban viejas y tenían décadas trabajando duro. Hoy no, los jóvenes quieren tener casas de campo, helicópteros y yates lo más pronto posible sin pensar a quién matan o atropellan para ello», significó Arnaiz.
Recordó que una vez participó en la intermediación de un rescate por un secuestro y los delincuentes fueron apresados, «pero el dinero no fue devuelto a sus legítimos dueños, lo cual está muy mal.»
Recordó también que, una vez, tras recibir una donación de un presidente, cuyo nombre no aportó, la Iglesia Católica puso el dinero en un banco a plazo fijo hasta que se estableciera el origen de la suma y, cuando se supo que eran recursos del erario, los mismos fueron devueltos porque no le pertenecían al jefe de Estado que los donó
«Alguien tiene que poner el ejemplo», concluyó Arnaiz.