Obispo Arnaiz exhorta gobierno a  no olvidarse de los pobres

Obispo Arnaiz exhorta gobierno a  no olvidarse de los pobres

Francisco José Arnaiz, obispo  emérito de Santo Domingo, exhortó ayer al presidente Leonel Fernández a que al iniciar un nuevo período de gobierno vigile atentamente el éxito económico y que en ningún momento se olvide de los desposeídos y marginados a los cuales debe integrar a la sociedad.

Haciendo acopio del mensaje del Evangelio destinado por la Iglesia para día de ayer, el prelado católico pidió al doctor Leonel Fernández que conciba y ejerza siempre la función recibida como servicio generoso y sacrificado a favor de todos los dominicanos y dominicanas y que jamás lo ejerza como poderío  ni como dominio.

Monseñor Arnaiz, pronunció una homilía en el Te Deum, con motivo de la conmemoración del 142 aniversario de la Restauración de la República y del inicio del nuevo período de gobierno, con la asistencia del presidente  Leonel Fernández  y del vicepresidente Rafael Alburquerque, acompañados de sus esposas,  Margarita Cedeño de Fernández y Marta de Alburquerque.

El obispo emérito de Santo Domingo dijo que “es inspirador iniciar un nuevo período presidencial en el día de la conmemoración y celebración de la Restauración nacional. Restaurar es devolver a su esplendor algo deteriorado o perdido tan sagrado como la independencia y la soberanía nacional  y la dominicanidad, como realidad palpitante y fuente fecunda del quehacer político y social”.

Refirió que debe servir de ejemplo al país que lo que lo que quebró la soberanía nacional  lograda con heroísmo el 27 de febrero de 1844 fue el apego desmedido de algunos al trono presidencial, la desconfianza en la capacidad nuestra para defender y desarrollar la patria, el incompetente y corrupto manejo de la administración pública y los intereses bastardos de grupos peliculares y vende patria.

“La restauración pues en el corazón y en la mente de los mejores de la patria, de modo alguno fue meramente recuperar la soberanía nacional, fue sobre todo, y por eso no escatimaron sacrificios, resucitar el sueño interrumpido de los Padres de la Patria. El ideal truncado de la dominicanidad y anhelo guillotinado del Padre de la Patria Duarte”, dijo

Señaló que el   momento difícil que atravesamos por causas propias y por la situación dramática mundial, es una de las causas por la cual la Patria puede perder el trillo y el esplendor logrado, tras señalar que detrás de nuestros deterioros sociales, políticos y económicos estuvieron siempre nuestras debilidades “y detrás de las gestas restauradoras han estado siempre nuestra fortaleza”.

Agregó que ante la difícil coyuntura mundial, no es el momento para dar riendas sueltas a nuestras debilidades sino para recurrir a nuestras virtudes fuertes, a las grandes reservas morales, a nuestra repulsa de todo tipo de corrupción, a nuestro temple ante el dolor, a nuestros principios a nuestro sentido festivo de la vida, en los tiempos de mayor precariedad.

También de tomar  nuestras rebeldías contra toda injusticia,  a nuestra capacidad de salir airoso en las dificultades a nuestra  inconformidad con la pobreza, a nuestra solidaridad en la desgracia a nuestra ansia de salir subdesarrollo y nuestra inventiva y a nuestra fe, a nuestra  confianza en Dios y el poder intercesor de nuestra Señora de la Altagracia.

A  juicio de monseñor Arnaiz,  no es tiempo para enfrentamientos  y denostarnos,  sino para unirnos y alentarnos,  “no es tiempo para destruir, bajo pretextos de objetivos justos y sanos, lo conseguido con muchos esfuerzos y con sacrificios, sino para construir buscando creativamente entre todos nuevas áreas productivas, nuevas fuentes de trabajo, nuevas fuentes de empleos único modo eficaz de combatir la pobreza”.

La patria de Simón Bolívar
El obispo Arnaiz entiende que  no es tiempo de encerrarnos en nuestros reducidos límites sino de abrirnos e integrarnos a espacios más amplios a la comunidad latinoamericana, “la patria grande que soñó Simón Bolívar y a  la comunidad universal.

Dijo que  no es tiempo de reclamar  ni exigir egoistamente,  sino de ofrecer y llevar generosamente buscando el bien de todos. “El trabajo todo lo consigue”, decían los Romanos, el trabajo serio, responsable tenaz, eficiente, cualificado, creativo, organizado  y apoyado en las técnicas más avanzadas, en el campo, en el comercio en la industria y en todo tipo de servicios.

Qué distinta sería la patria si pudiese contar a pleno rendimiento con todos los talentos y habilidades que posee, repartido entre los hijos. Lo que enrumba a los pueblos es el esfuerzo generoso y denodado de todos sus hijos en un común empeño.

Señor Presidente, al iniciar hoy un nuevo período al frente de los destinos de la Patria, la palabra de Dios que acabamos de escuchar le ha dado fundamentales consejos, por boca del autor del Libro del Eclesiástico, del rey David en su oración a Dios a favor de su hijo el rey Salomón, dijo.

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