El presidente Danilo Medina asistió a la celebración eucarística oficiada ayer en la Basílica de Higüey, con motivo del Día de la Virgen de la Altagracia, protectora del pueblo dominicano.
El acto religioso estuvo encabezado por el obispo de la diócesis de La Altagracia, monseñor Gregorio Nicanor Peña, quien en su mensaje abogó por el respeto a la vida, tanto antes del nacimiento como en lo que se refiere al crimen callejero.
Señaló que la iglesia, así como es la Virgen María, está llamada a tener acogida para todos, de manera especial para los pobres y todos los que sufren.
“Los que sufren en nuestra patria, los ancianos, la niñez desprotegida, la juventud descarriada por falta de oportunidades, los hogares destruidos, el irrespeto a la vida tanto en lo que se refiere al crimen callejero como a lo relacionado con la privación de la vida antes de nacer”, expresó.
Dijo que María, como madre del pueblo, quiere que los dominicanos vivamos unidos como una sola familia “y que vivamos unidos por medio del lenguaje de la fe… con la fuerza del amor, el sentido de nuestra dominicanidad. María está ligada íntimamente a nuestra dominicanidad”, aseguró el religioso.
Al respecto citó las palabras de monseñor Pepén, a quien llamó un profeta de su tiempo: “mientras el pueblo dominicano conserve su fe católica, será siervo y vasallo de la virgen y mientras lo sea, continuará siendo dominicano y si por un imposible el pueblo dominicano deja de amar a la Virgen de la Altagracia, dejaríamos de ser independientes y soberanos”, concluyó la cita.
Al término de la misa monseñor Peña acompañó al presidente Medina y su esposa Cándida Montilla de Medina, así como a la vicepresidenta Margarita Cedeño, a pasar ante la emblemática imagen de la Altagracia, colocada en la parte alta del altar.
En la ceremonia estuvieron presentes ministros políticos y empresarios, los jefes de los mandos militares y de la Policía Nacional, feligreses entre otros.