El obispo emérito Francisco José Arnaiz dijo ayer que la raíz de todos los males que han aquejado y aquejan a la patria han estado siempre vinculados a la irresponsabilidad, la postergación de ciertos derechos fundamentales, entre los que destacó los servicios básicos de calidad, educación salud, vivienda y red vial adecuada.
La indolencia y parsimonia estatal, la pasividad de la sociedad civil, esperándolo todo del Estado, la omisión de ineludibles deberes personales y sociales, privados y públicos y cierta inconsciencia colectiva de nuestro potencial productivo agropecuario, turístico y minero, también fueron citados por el prelado como parte de los males que aquejan a la patria.
Los señalamientos fueron hechos en la homilía que pronunció monseñor Arnaiz, quien oficició el tedeum celebrado en la Catedral con motivo del 148 aniversario de la Restauración de la República, con la asistencia del vicepresidente Rafael Alburquerque.
Destacó que el tesoro del país encierra inmensas posibilidades, ensanchables hoy por los avances portentosos de la ciencia y de las técnicas modernas y que sólo esperan para salir de su letargo el trabajo inteligente, sostenido y organizado de todos.
Agregó que el trabajo todo lo consigue (labor omnia vincit) como decían los romanos. El trabajo serio, responsable, inteligente, sabio, apoyado en la técnica, organizado, bien remunerado, alegre e indesmayable. Qué distinta sería la patria si pudiese contar a pleno rendimiento con todos los talentos que posee repartidos entre sus hijos, apuntó.
Monseñor Arnaiz pidió que en un nuevo aniversario de la Restauración de la República, desde lo más hondo de nuestras conciencias poner al servicio de la patria y de todos los dominicanos los dones personales que hemos recibido del Señor.
Contra la Patria
Atentan siempre contra la Patria la falta de cohesión nacional, los enfrentamientos estériles, las desigualdades hirientes en las oportunidades fundamentales de la existencia, las rapiñas de oficiales del Estado en los bienes públicos de todos, citó monseñor Arnaiz.
Falta dinamismo
El prelado también criticó la ausencia de dinamismo y creatividad en los que integran la sociedad, los intereses inconfesables o egoistas y la presencia de una dilatada pobreza inhuma e injusta.