La decisión del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, de romper relaciones con el Vaticano, tras las duras declaraciones del papa Francisco en contra de su gobierno, es propia de un dictador que, con su actitud de intolerancia e irrespeto a los demás, no contribuye al desarrollo de su país, afirmó ayer el obispo auxiliar de la arquidiócesis de esta ciudad, monseñor Carlos Tomás Morel Diplán.
“Es algo descabellado llegar al punto extremo de romper con el Vaticano. Él tiene problemas mentales porque asume postura descabellada, tonta y estúpida políticamente y se aísla. Es propia de dictadores que se convierten en paranoicos, teme a los demás porque su poder corre peligro y ha centrado todo su poder en su gobierno”, indicó.
Lamentó el tranque entre la iglesia y el gobierno nicaragüense, por lo que abogó que se busque una alternativa para salir de la dictadura del presidente Ortega que no sea la violencia o que el gobierno reconsidere su postura para que el pueblo no siga sufriendo.
“Apostamos y creemos en la democracia, participación, la integración y la tolerancia, sobre todo en países pequeños que necesitan avanzar, pero que con intolerancia e irrespeto a las ideas de los demás no se avanza”.
Puede leer: Inician consultas para modificar la Ley de Expresión
El obispo ve con preocupación cómo en vez de luchar para que América Latina se desarrolle se está contribuyendo al retroceso. Sostuvo que aparte de Nicaragua, pasó lo mismo en República Dominicana con la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, así como en Venezuela y Cuba.
Al ser entrevistado en exclusiva, recordó que la actitud del presidente nicaragüense con la Iglesia Católica es recurrente pero que, cuando el mandatario ha querido buscar apoyo, sabiamente lo ha hecho para apaciguar la tensión.
Señaló que después de la Revolución Sandinista, Ortega comenzó a perseguir a la iglesia y en los años 1982 y 1984 expulsó a sacerdotes y religiosas. Luego apaciguó un poquito los ánimos y, tratando de hacer las paces, nombró sacerdotes en algunos ministerios.
Narró que tuvo confrontaciones con el cardenal de Nicaragua, a quien le hizo la vida imposible pero más tarde para ganarse la simpatía del pueblo y de la iglesia, lo propuso como Premio Nobel de la Paz.
Para el 2007, según el obispo, volvió la tensión entre el gobierno de Ortega y la Iglesia cuando la última comenzó a denunciar la corrupción de su administración y la forma en la que ganaba la presidencia. La guerra abierta se generó a partir del 2018 cuando la esposa del mandatario aspiraba a la vicepresidencia de la República.
Recordó también que el presidente Ortega encarceló al obispo Rolando Álvarez, quien rehusó abandonar el país junto a varios sacerdotes y allegados a la iglesia que se oponían a las medidas de su gobierno, así como la expulsión del nuncio y la persecución contra miembros de la iglesia como el obispo auxiliar Silvio Báez, a quien el papa Francisco llamó al Vaticano.
Sobre El celibato
En torno a la afirmación del papa Francisco de que el celibato es una prescripción temporal, está de acuerdo con que puede revisarse, pero considera que lo que le da fortaleza a la vida del sacerdocio es cuando se tiene la libertad de ejercer un ministerio sin estar atado a otras cosas.
Afirmó que el problema de la iglesia con la pedofilia no por el celibato; entiende que esto es una opción y una vocación. Dijo que el celibato no se puede vivir por un mandato, porque si es así no tiene sentido, “porque entonces será prisionero de una ley”. “Soy sacerdote y he decidido vivir de esa manera no por una ley establecida en la iglesia, sino por vocación, una filosofía de vida y decisión personal como lo han hecho tantos jóvenes y sacerdotes que viven su vida de esa manera, como el que lo hace con la política, de servir de otra manera. Cada uno tiene su estilo”.
Código Penal
El obispo cree que la modificación al Código Penal se hace, no necesariamente por el tema del aborto, sino porque entiende que hay nuevas modalidades de crímenes y otros hechos delictivos que no están tipificados actualmente.
Asimismo, dijo que si entran las causales del aborto, como plantean algunos sectores, entrará luego el desorden moral que lleva desgracia a los pueblos.
Lamentó que imponer el aborto sea parte de la agenda de agencias internacionales que aportan muchos recursos a eso en vez de dedicarlos al problema migratorio haitiano que existe en el país y a mejorar el Estado haitiano. “El aborto no debe ser lo fundamental, si en un código para respetar y cuidar la vida, como debe ser, cómo se ha de incluir las causales que atentan contra la vida de una criatura que viene formándose”, indicó. Agregó que habría que modificar el artículo 37 de la Constitución que garantiza el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte. “Se respeta la libertad y derecho de la mujer; estamos claros y conscientes pero no de esa forma”.