El obispo nicaragüense Rolando Álvarez, un crítico del Gobierno del presidente Daniel Ortega, inició este viernes un ayuno indefinido tras ser objeto, según denunció, de una «persecución policial» en la víspera, que incluyó la violación a su «círculo de privacidad familiar (..) poniendo en riesgo la seguridad» de su familia.
«Hoy (jueves) he sido perseguido durante todo el día por la Policía sandinista (…) en todo momento durante todos mis movimientos del día», denunció el obispo Álvarez, a través de un video grabado cerca de la medianoche en la parroquia Cristo de Esquipulas, ubicada en Managua, donde, dijo, se encuentra «acogido como huésped».
Álvarez, obispo de las diócesis de Matagalpa, administrador apostólico de la diócesis de Estelí (norte), y encargado del área de Comunicación de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, es uno de los religiosos más populares e influyentes de Nicaragua.
El obispo relató que, en la persecución, los agentes entraron en su círculo familiar, y que al cuestionarlos, estos le respondieron que «obedecen órdenes» con el objetivo es brindarle seguridad. «Pero ya sabemos que la inseguridad de este país es precisamente la Policía», resaltó.
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En respuesta, el obispo anunció un «ayuno indefinido», que afirmó no abandonará hasta que tener garantías de que la Policía no volverá a incluir a sus familiares en su persecución.
«Comienzo un ayuno a agua y suero indefinido hasta que la Policía Nacional, a través del presidente o vicepresidente de la Conferencia Episcopal, únicamente, me hagan saber que van a respetar mi círculo de privacidad familiar«, señaló Álvarez.
El obispo llamó a los fieles católicos de las diócesis de Matagalpa y Estelí (norte) que lo deseen, se unan al ayuno por el tiempo que estimen conveniente, y que acudan a sus parroquias a «adorar al Santísimo, a alabar al Señor».
ANUNCIA JORNADA DE ORACIÓN Y EXORCISMO
«Desde aquí estaré haciendo exorcismo, orando ante el Santísimo, celebrando la Eucaristía y elevando súplicas al Señor para que pueda cesar esta situación de hostigamiento durísima y cruel para todos nosotros», sostuvo.
El pasado día 18 la Arquidiócesis de Managua expresó públicamente su preocupación por la falta de «auténtica paz social» en Nicaragua, donde de forma periódica se conocen denuncias sobre el arresto de personas que critican al Gobierno de Ortega.
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El presidente Ortega ha tildado de «terroristas» a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis que vive el país desde 2018.
El líder sandinista los ha calificado de «golpistas» y acusado de ser cómplices de fuerzas internas y de grupos internacionales que, a su juicio, actúan en Nicaragua para derrocarlo.
Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua ha estado marcada por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.
Nicaragua vive una crisis política y social desde abril de 2018, que se ha acentuado tras las controvertidas elecciones generales del pasado 7 de noviembre, en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión.
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