Obispos chilenos reconocen también «dolor y vergüenza» por casos de pederastia

Obispos chilenos reconocen también «dolor y vergüenza» por casos de pederastia

SANTIAGO. Los obispos chilenos expresaron este viernes su «dolor y vergüenza» por los casos de pederastia al interior de la Iglesia local, tras el reciente pedido de perdón del papa Francisco por las «graves equivocaciones de valoración» de las denuncias.

Al final de una asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile dos días después del nuevo pronunciamiento del papa sobre este tema, los obispos emitieron una declaración en la que expresaron compartir el dolor del pontífice y aseguraron se harán cargo «de los errores que correspondan».

«Acogemos con fe y obediencia filial esta carta. Junto al papa, sentimos dolor y vergüenza porque, a pesar de las acciones realizadas estos años, no hemos logrado que las heridas de los abusos sanaran en los corazones de muchas víctimas y siguen siendo una ‘llaga’ abierta en el corazón de la Iglesia en Chile», dijo la declaración.

A través de una carta, difundida el miércoles por el Vaticano y el Episcopado chileno, el papa convocó a Roma a los obispos chilenos para «dialogar sobre las conclusiones» de la reciente misión del Vaticano para investigar las denuncias de pederastia y encubrimiento al interior de la iglesia local.   En esa carta «Francisco abre su corazón ante el dolor abrumador de los abusos que le dieron a conocer sus enviados especiales y nos convoca a Roma a dialogar con él», agrega el texto de los obispos chilenos.

A fines de febrero, el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, fue enviado a Chile por el papa Francisco para escuchar testimonios que acusan el encubrimiento de abuso sexual por parte del obispo de la ciudad de Osorno (sur) Juan Barros, pero que luego incluyó la escucha a víctimas de pederastia en colegios de la Congregación Marista.

Barros está acusado de encubrir los abusos sexuales reiterados del influyente sacerdote Fernando Karadima, condenando en 2011 por el Vaticano a una «vida de oración y penitencia» luego de que la justicia local declarara prescritos los cargos por abuso sexual.

Después de retornar a la Santa Sede, Scicluna entregó un informe de su visita a Francisco.   En su misiva, el pontífice señala que luego de una lectura pausada de las actas puede «afirmar que todos los testimonios recogidos en ellas hablan de un modo descarnado, sin aditivos ni edulcorantes, de muchas vidas crucificadas».

«Les confieso que ello me causa dolor y vergüenza», agregó.   En el texto, Francisco también reconoce que ha «incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada».