Obispos piden a Leonel gobernar con eficacia

Obispos piden a Leonel gobernar con eficacia

POR LUIS M. CÁRDENAS
La Conferencia del Episcopado Dominicano advirtió ayer a las nuevas autoridades que el pueblo no desea escuchar lamentos e inculpaciones, sino que espera medidas eficaces que enfrenten los problemas y conseguir un progresivo mejoramiento de los males que afectan a la Nación.

La realidad, plantearon los obispos católicos, exige del gobierno priorizar sus objetivos, ya que el pueblo reclama tres prioridades: la energía eléctrica, la estabilidad monetaria y la recuperación del poder adquisitivo perdido.

«Todos debemos estar muy claros que son tres problemas en cuya solución debemos colaborar y cuya solución requiere tiempo», dijeron los obispos.

Asimismo, en su mensaje plantearon que el pueblo tampoco quiere promesas ni discursos sino entrega, resoluciones y acciones sabias y concretas.

De igual manera, destacan que tampoco quiere publicidad de cuanto se hace sino información seria, puntual y veraz.

A su juicio, la población exige de los colaboradores del presidente honestidad a toda prueba, competencia en su función, laboriosidad sin tacha y relevo inmediato del que se muestre corrupto, incompetente o negligente.

En su mensaje los obispos consideran que llegó la hora de la austeridad para todos, si se quiere salir airoso de la prueba y que el gobierno debe ser el primero en practicarla.

En relación con la corrupción, señalaron que la impunidad, sin género de dudas, ha hecho crecer escandalosamente entre todos el fenómeno de la corrupción y entiende que hay que frenar drásticamente esa realidad.

Hay que implantar, dijeron, la supervisión y control de las personas y de las instituciones y hay que realizar en todas las dependencias gubernativas y no gubernativas periódicas auditorías con todas las garantías.

El Episcopado Dominicano planteó que la buena marcha de una nación reside en su armonía y fluidas relaciones, y que los partidos deben buscar el mayor bien de la nación sin dejarse llevar de intereses políticos partidistas y sin querer hacer fracasar cada uno a los otros.

Admitir o reclamar sobornos para pasar, engavetar o modificar una ley es una deleznable práctica que deben ser abolidas para siempre, señalaron los obispos.

El mensaje de la Conferencia está firmado por el arzobispo de Santo Domingo, cardenal Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez; el arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia de Episcopado Dominicano, Ramón Benito de la Rosa y Carpio, los obispos José Dolores Grullón, de San Juan de la Maguana, Antonio Camilo González, de La Vega; Freddy Antonio de Jesús Bretón, de Baní, Jesús María de Jesús Moya, de San Francisco de Macorís, Rafael L. Felipe Núñez, de Barahona, Jerónimo Tomás Abreu Herrera, de Mao-Montecristi; Gregorio Nicanor Peña R., de Higüey; Francisco Ozoria Acosta, de San Pedro de Macorís, Amancio Espaca, Pablo Cedano Cedano y Diómedes Espinal de León. También los obispos eméritos Fabio Mamerto Rivas, Francisco José Arnaiz y Juan Antonio Flores Santana.

Expresaron que las falsas esperanzas y la prisa de salir de fuertes precariedades pueden llevar a un desmesurado optimismo y falta de realismo.

Destacaron que en el 139 aniversario de la Restauración, la Patria convoca, en un momento difícil de su historia, a aunar energías y esfuerzos para entre todos lograr lo que podría llamarse una nueva restauración. «Tan grande es el deterioro que sufrimos».

Expresaron que es evidente y no necesita ponderación que existe una grave crisis económica, compleja en origen, manejo, repercusión y solución cuya superación es impostergable, pero que la gravedad de la situación no está ahí, sino en la conjunción con la crisis social, política, cultural, ética y humana.

Consideraron necesario que los que integran el gobierno, los políticos, los jueces, los senadores, diputados y todos los dominicanos hagan un serio examen de conciencia y rectifiquen el comportamiento.

Es hora de que impere entre todos la honestidad, seriedad, el orden, la organización, institucionalización, disciplina, el respeto absoluto a los demás, la austeridad, la racionalidad, el acatamiento de la ley, la responsabilidad, entrega y eficacia en el trabajo, las buenas maneras, transparencia en todo, supresión de privilegios, solidaridad, la justicia distributiva, creatividad, valentía empresarial, honradez en la declaración y pago de impuestos, señalaron.

Se impone, dijeron, que nadie quede en la República Dominicana al margen de la enseñanza primaria y secundaria y no tenga acceso a la universidad o a una capacitación técnica.

La enseñanza primaria y secundaria, señalaron, debe ser obligatoria, con penalidades para los padres que no cumplan con este deber.

Aseguraron que la enseñanza primaria y secundaria pública debe ser gratuita y de gran calidad, si se quiere salir del subdesarrollo, pero que el Estado y la sociedad deben hacer todos los sacrificios que sean necesarios.

Entienden que la tributación es una exigencia del bien común y que es evidente que se impone una reforma fiscal, pero que es obligatoria que al hacerla no se olviden de la justicia social y distributiva.

El Episcopado Dominicano planteó que esa reformar será justa y admisible si no se olvida del principio indiscutible de que debe ser directamente proporcional a los bienes y fortuna que se posee e inversa a la pobreza que se padece.

La justicia social exige de la política fiscal distribuir equitativamente la carga de los gastos públicos y redistribuir el ingreso y capital.

El impuesto más justo, señalaron, es el directo por ser proporcional a ese monto del ingreso y capital, pero que al contrario el más injusto es el indirecto por agravar la carga tributaria de los más necesitados.

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