Por FIOR GIL
La Conferencia del Episcopado Dominicano abogó ayer por una convivencia pacifica entre dominicanos y haitianos y planteó la necesidad de que se establezca un diálogo entre los dos gobiernos a fin de buscar solución a los conflictos que pueden afectar las relaciones bilaterales.
Los obispos consideran propicio que al celebrarse hoy el Día de Nuestra señora de La Altagracia, festividad que por tradición ha servido de encuentro entre dominicanos y haitianos que acuden a la Basílica de Higüey, se promuevan los valores comunes, que estiman superiores a las diferencias, y se aboquen a la convivencia que no solo es posible sino realizable.
Señalan que la devoción altagraciana está fuertemente arraigada en el alma de los haitianos como en los dominicanos.
La Basílica de la Altagracia en Higüey debe seguir siendo una casa y escuela de comunión entre haitianos y dominicanos, un lugar que diga a todos que la convivencia entre estos dos pueblos, con diversas historias, culturas, lenguas y tradiciones, no sólo es posible, sino realizable, promoviendo los valores comunes indiscutibles que tienen más que las diferencias también indiscutibles que los separan, expresan los obispos.
En su carta Pastoral los obispos señalan que este signo de consuelo y de firme esperanza se manifiesta, en los tiempos actuales, cuando vemos que la Virgen de la Altagracia sigue siendo una fuerza que convoca sin mucho ruido a los dominicanos, no importando sus grupos o diferencias, dentro y fuera del país, y favorece la convivencia entre todos, haciendo de la Basílica y de otros lugares donde se le venera una casa y escuela de comunión.
Explican que esto se realiza de manera palpable en los dominicanos que emigran al Caribe, a América Latina, a Estados Unidos, a Europa o Asia, donde Ella sigue siendo punto de encuentro y de unidad. Se puede decir que, de alguna manera, la Altagracia es emigrante con ellos y crea a su alrededor una casa y escuela de comunión
Agregan que incluso lo es también para la tan necesaria convivencia pacífica entre dominicanos y haitianos, los dos pueblos que comparten esta Isla: la devoción altagraciana está fuertemente arraigada en el alma haitiana como lo está en el alma dominicana; dominicanos y haitianos, desde hace siglos, se encuentran armoniosamente en el Santuario de Higüey, a los pies de la Altagracia, y allí oran y cantan juntos, cada uno en su propia lengua, al unísono del amor común a la Madre de Dios.
DE LA ROSA Y CARPIO
El presidente de la Conferencia del Episcopado, quien dió a conocer la Carta Pastoral, declaraciones al margen dijo que el gobierno dominicano tiene la capacidad suficiente para dialogar con las autoridades haitiana los problemas que se han surgido.
En cuanto al hecho en que murieron 24 haitianos indocumentados cuando eran transportados para distribuirlo en diferentes zonas del país, pidió un castigo ejemplar para lo que sean responsables de ese tráfico. Dijo que no se necesitan intermediarios para que se pueda establecer un dialogo con los haitianos, e insistió que ese es un problema entre los dos gobiernos que deben tratar los temas para resolver los conflictos.
Los dos gobiernos se pueden sentar a dialogar y el gobierno dominicano tiene la capacidad suficiente, la fuerza suficiente y el clima favorable en el país y el gobierno haitiano mas tarde o más temprano tendrá que hacerlo, expresó de la Rosa y Carpio.
El arzobispo metropolitano de Santiago, dijo que en el problema del tráfico de haitianos, solo se esta viendo la cara de la República Dominicana, pero que todo el mundo sabe que en esa actividad también deben haber haitianos involucrados.
No se da un tráfico de humanos, de drogas o de armas sino hay una coordinación, dijo tras resaltar la necesidad de que se profundicen las investigaciones para determinar quienes realmente son los implicados.
Nosotros pedimos que la parte dominicana haga lo que tiene que hacer y de castigo ejemplares a los responsables de ese trafico, pero hay que saber que también del otro lado hay implicados, por eso hay que sentarse los dos gobiernos para estudiar esa problemática, expresó{o.
LAS CONCLUSIONES
En las conclusiones de su mensaje con motivo del Día de La Altagracia los obispos explican que han querido resaltar su condición de discípulos del Señor en comunión y misión, destacando algunas características propias del discipulado de Jesús y dejándonos llevar de María de la Altagracia, modelo de todo discípulo cristiano.
Animamos a todo el pueblo dominicano a formar parte de los discípulos del Señor, el verdadero maestro. Con el recordado Juan Pablo II les repetimos: No tengan miedo. Abran las puertas a Cristo. Y con Benedicto XVI les decimos: Cristo no quita nada. Cristo lo da todo.
Invitan a los que están integrados activamente en el seguimiento de Jesús en la comunidad eclesial, a mantenerse firmes como discípulos del Señor en comunión y misión y a profundizar en el discipulado de Jesús a través de las primeras fuentes, los Evangelios; de los subsidios y estudios que nos ofrece el CELAM, como preparación a la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe; y de otros documentos ya presentes en la acción pastoral de la Iglesia sobre el tema.
La carta pastoral la suscriben monseñor de la Rosa y Carpio arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia, el cardenal Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, arzobispo metropolitano de Santo Domingo, monseñor Juan Félix Pepén, obispo auxiliar emérito de Santo Domingo, monseñor Roque Adames, obispo emérito de Santiago, monseñor Juan Antonio Flores Santana, arzobispo emérito de Santiago, monseñor Príamo Tejeda, obispo auxiliar emérito de Santo Domingo, monseñor Fabio Mamerto Rivas, obispo emérito de Barahona, monseñor Jerónimo Tomás Abreu Herrera, obispo de Mao-Montecristi, monseñor Jesús María de Jesús Moya, obispo de San Francisco de Macorís, monseñor Francisco José Arnaiz, obispo auxiliar emérito de Santo Domingo, monseñor José Dolores Grullón Estrella, obispo de San Juan de la Maguana, monseñor Antonio Camilo González, obispo de La Vega, monseñor Amancio Escapa, obispo auxiliar de Santo Domingo, monseñor Pablo Cedano Cedano, obispo auxiliar de Santo Domingo, monseñor Gregorio Nicanor Peña, obispo de Nuestra Señora de la Altagracia, Higüey, monseñor Francisco Ozoria Acosta, obispo de San Pedro de Macorís, monseñor Freddy Bretón, obispo de Baní, monseñor Rafael L. Felipe Núñez, obispo de Barahona, monseñor Diómedes Espinal de León, obispo auxiliar del arzobispado de Santiago, monseñor Julio César Corniell, obispo de Puerto Plata.