SAN FRANCISCO DE MACORIS.- El Consejo Permanente de la Conferencia del Episcopado Dominicano reafirmó ayer sus criterios acerca de la situación nacional y calificó como inaceptable que sus orientaciones sean interpretadas como partidistas o interesadas.

Un documento con esas consideraciones fue entregado a los medios de comunicación. Lo firman monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, arzobispo metropolitano de Santiago y presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, y los obispos Jesús María de Jesús Moya, de San Francisco de Macorís; Freddy Bretón, de Baní; Antonio Camilo, de la Vega y Ramón Benito Angeles Fernández, secretario general de la conferencia.

En el documento, reafirman sus declaraciones a propósito de la presente coyuntura nacional y advierten que seguirán expresando su parecer cuantas veces una situación diocesana o nacional lo amerite, tratando de ser fieles a su deber como pastores y dejándose guiar sólo «por el evangelio de Jesucristo, las luces del Espíritu Santo y el amor que profesan por todo el pueblo dominicano».

«Nosotros obispos, pastores del pueblo de Dios, tenemos la obligación de orientar a nuestras comunidades y fieles, y ay de nosotros si no lo hiciéramos», expone el documento.

Señala que en cada una de sus declaraciones, como Conferencia del Episcopado Dominicano o como obispos particulares de las diócesis, buscan el bien de todos y quieren que a todo grupo o persona le vaya bien.

Expone que «ese criterio lo repiten en cada una de sus cartas pastorales y mensajes y no hablan para acatar, sino para orientar y ofrecer pautas de acción».

Puntualiza que parten de principios, verdades y valores permanentes, de ahora y de siempre, que buscan aplicar en el aquí y ahora, en las situaciones concretas históricas de nuestro país o de nuestras diócesis.

«Los seres humanos y las instituciones creadas por ellos pueden pasar, pero la iglesia y su magisterio no caducan», indica.

Dice que interpretar sus orientaciones como «partidistas o interesadas es algo que nos dueles y ofende. Otra cosa totalmente diferente es que no se acepten, no se quieran escuchar o no se pongan en práctica, pero que se tergiverse nuestras intenciones es inaceptable».

Manifiesta que los obispos mantienen una gran unidad y comunión entre ellos, porque se basan en esos principios, verdades y valores permanentes comunes.

«Si estuvieran en partidos o intereses particulares, estaríamos divididos entre nosotros mismos», refiere el Consejo Mermanente de la Conferencia del Episcopado Dominicano.

[b]HABLA AGRIPINO[/b]

El rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), monseñor Agripino Núñez Collado, advirtió ayer a los políticos dominicanos que lo menos que necesita el país es un enfrentamiento del gobierno con la iglesia Católica.

«Yo quisiera decirles, sea a Sánchez Baret, sea a cualquiera, lo que menos necesita este país es un enfrentamiento del gobierno con la iglesia», precisó.

Al salir momentáneamente de la reunión de la Comisión de Seguimiento a los Trabajos de la Junta Central Electoral, a la cual asistieron los presidentes de las organizaciones empresariales, sindicales y de la sociedad civil, dijo que la Iglesia es una, que no la van a dividir ni la van acobardar.

Monseñor Núñez Collado manifestó que ni Sánchez Baret ni ningún dirigente de los partidos va a dividir a la Iglesia, y que cuando falta la razón se acude a esos discursos.

El rector de la PUCMM y vocero de la Comisión de Seguimiento a los Trabajos de la JCE, expresó que ahora personas que escriben por paga están tomando la persona del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez para atacarlo.

Dijo que apoya lo que el arzobispo ha dicho, que la Iglesia aquí es una y que nadie la va a dividir ni acobardar.

El mediador de la iglesia Católica deploró la crisis económica política y social que afecta a la República Dominicana.

Manifestó que los problemas angustiantes afectan al país, especialmente a los más pobres y desamparados.

Ambas reacciones son una respuesta a recientes declaraciones de Vicente Sánchez Baret, presidente de una facción del Partido Revolucionario Dominicano, quien tildó de políticas críticas de los obispos por la situación que afecta al país.