Obispos ven población desprotegida

Obispos ven población desprotegida

POR LLENNIS JIMÉNEZ
Los obispos dominicanos admitieron ayer, a través de una carta  pastoral, que en este momento se sienten profundamente preocupados por el crecimiento de los robos, secuestros y asesinatos que se registran en el país, lamentan que la población se sienta desprotegida y reclaman que se les proporcione seguridad a los ciudadanos.

En un mensaje de la Conferencia del Episcopado Dominicano, con motivo de la festividad de todos los santos, el pasado 2 de noviembre, los obispos consideran necesario frenar drásticamente, “sin dilaciones y por todos los medios lícitos al alcance”, la violencia y criminalidad que actualmente afecta a la nación.

Asimismo, advierten que sería deplorable y provocaría la indignación y repulsa general, “que unos pocos, por sólo razones políticas, quisieran desestabilizar el país o perturbar su gobernabilidad, promoviendo la violencia”.

Expresan que urge también continuar el programa de desarme, revisar las licencias concedidas y no permitir a nadie portar armas sin ese documento legal, tras plantear que se impone un mayor patrullaje policiaco y más eficaz en carreteras y poblaciones.

Llaman a la sociedad a actuar en el control y solución de la violencia y a reflexionar que el origen del mal podría estar en la desintegración progresiva de la familia.

La carta de los obispos deplora y tilda de escandaloso también, que miembros de la Policía Nacional se vean involucrados en robo y acciones criminales, una y otra vez.

Claman por una Policía consciente de la importancia de su función, en número suficiente, bien adoctrinada y equipada, altamente entrenada;  eficaz, con un magnífico departamento de investigación y bien remunerada.

Sostienen que es patente que el tráfico y consumo de drogas, fuertemente vinculados con la criminalidad, han crecido entre la población y que, por lo tanto, esos grupos deben ser detectados y vigilados.

Sin embargo, los obispos afirman que confían en el poder de la oración, llaman a sus fieles a unirse a ella y con este propósito declararon el 21 de noviembre del 2004, día de festividad de Cristo Rey y lo denominaron: «Día de oración por la paz y tranquilidad nacional».

Manifiestan, empero, que estas acciones no bastan, ya que es necesaria la cooperación responsable de la población en general, de las juntas de vecinos y de los comités barriales que saben de sobra frecuentemente quiénes son los delincuentes.

Consideran que la información seria y fidedigna de cuánto sucede con la delincuencia, es de suma eficacia para la acción de la Policía.

Los obispos plantean que lo importante ahora no es perderse en teorizar sobre el origen o fuente de la criminalidad que golpea al país, sino en resolverla; aunque no ven mal que se reflexione sobre esas causas.

Creen que los problemas de la familia como educadora primaria del ser humano radican también, en el permisivismo con los hijos, así como en la falta de escolarización y de capacitación técnica o profesional.

De cara a este panorama, dicen que es evidente que en los actuales momentos, mundial y nacionalmente, el gran reclamo y grito es ¡Paz¡, ¡Tranquilidad! y ¡Seguridad!».

Hacen un llamado a los autores de la delincuencia, la violencia y criminalidad y les aconsejan que cualquiera que sea el origen que los haya llevado a ellas, piensen en lo degradante y vil de su comportamiento.

 Les recomiendan reflexionar en la malversación de sus vidas, en la perversión de sus acciones y en la condena firme, airada y unánime de sus hechos.

«Piensen que con sus acciones están provocando que sean muchos los que se están armando para su defensa, contribuyendo a algo tan peligroso como una sociedad armada sin control», advierten.

Los exhortan a pensar en la patria y en la sociedad, en este momento muy difícil económica y socialmente de la historia.

Los obispos sostienen que la sociedad está empeñada en salir de su crisis, con la contribución y sacrificio de todos, por lo que califican de “abominable e inadmisible que un pequeño grupo agrave delincuentemente la situación, obstaculice la recuperación y marchite la esperanza de la nación».

POSICION FRENTE AL GOBIERNO

Advierten al Poder Ejecutivo que la Policía, por la importancia de su acción, debe contar con el respeto irrestricto y la confianza de la población, algo que por desgracia no se ha dado en todos estos años.

No obstante, admiten que en la actualidad se están observando signos de esperanzadora recuperación.

Sugieren oportuno buscar asesoría externa de otros cuerpos de policías reconocidos por su eficaz labor.

EN LA FE

Los obispos aprovecharon la proclamación de su carta pastoral para solicitar a los creyentes que se unan en oración, para que Dios ilumine las mentes de todos los violentos, llene sus corazones de nobles propósitos y los traiga al camino del bien, trasformando así sus vidas.

Aseguran que la eucaristía «es luz y fuerza para la vida cotidiana y fuente de serenidad y paz».

Anuncian también que del 2 al 29 de octubre del 2005, será celebrada en el Vaticano la asamblea ordinaria  del sínodo de los obispos sobre «La Eucaristía: Fuente y Cumbre de la Vida y de la Misión de la Iglesia».

Expresan que el papa Juan Pablo II declaró «Año de la Eucaristía» el tiempo que media entre el sínodo celebrado recientemente en México y el acontecimiento que habrá de realizarse en el 2005, en el que dirige una carta apostólica a los obispos, la cual invitan a leer.

Dicen que la carta del pontífice reclama por la paz, la tranquilidad y la seguridad mundial.

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