CARACAS (EFE).- La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) ratificó ayer sus críticas al presidente Hugo Chávez, lo calificó de «autoritario y de tendencia totalizante» y demandó la celebración del referendo revocatorio de su mandato, pedido por la oposición.

En un comunicado leído por el presidente de la CEV, monseñor Baltazar Porras, la cúpula católica pidió el referendo contra Chávez -que está en estudio por la autoridad electoral-, como la forma de «detener y superar la división y la violencia crecientes».

«El país no tolera más la polarización que nos contrapone en patriotas y golpistas», agrega el comunicado, tras advertir una «disolución del estado de derecho» y denunciar al gobierno como violador de los derechos humanos.

«Denunciamos las desmesuradas represiones por parte de las fuerzas de seguridad, con el trágico saldo de muertos, privados de libertad, torturados y humillados», señaló en alusión a los incidentes registrados a finales febrero e inicios de marzo pasados.

Enfrentamientos entre activistas opositores en demanda del referendo y cuerpos de seguridad del Estado dejaron entonces al menos nueve muertos, que el gobierno atribuye a los mismos manifestantes, lo que es rechazado por la oposición.

«De persistir esta situación, al abrigo de la impunidad, los ciudadanos quedarían indefensos y a merced de abusos y arbitrariedades», subrayó la CEV.

«Compartimos -prosiguió- la angustia de tantos venezolanos por las reiteradas violaciones a sus derechos fundamentales y por la disolución del estado de derecho».

La celebración del referendo presidencial permitirá revertir, añadió, «el progresivo deterioro de las instituciones, la amenaza de un colapso nacional y la tentación de recurrir a la violencia para dirimir las diferencias políticas y sociales».

Advirtió de que la «posible frustración del derecho de los ciudadanos» a la consulta, debido a recursos judiciales interpuestos por oficialistas y opositores, atentará «contra la paz».

Porras dijo a los periodistas que el comunicado fue fruto de una asamblea extraordinaria de la CEV, convocada «escuchando el clamor de nuestro pueblo ante la gravísima situación que amenaza con destruir la paz de la nación».

Monseñor Porras, arzobispo de la ciudad andina de Mérida, encabeza la jerarquía católica desde 1999, poco después de llegar al poder Chávez, y desde entonces han sido constantes los enfrentamientos entre la Iglesia Católica y el gobierno.

En julio pasado falleció el arzobispo de Caracas, cardenal Ignacio Velasco, que fue acusado por el gobierno de delinear la posición de confrontación de la CEV ante la gestión de Chávez.

Velasco fue uno de los firmantes del decreto del empresario Pedro Carmona al autoproclamarse presidente del país y disolver todas las instituciones democráticas, tras el golpe de Estado que sacó a Chávez del poder durante dos días en abril de 2002.