La esencia de la organización socioeconómica capitalista estriba en la definición, identificación y acatamiento de los elementos de la propiedad privada y de la propiedad pública, de la organización empresarial privada y pública que se establece para gestionar los activos que componen los diversos sectores de actividad, gestión que debe tener como meta prioritaria el crear riqueza y bienestar de largo plazo a las sociedades y comunidades que componen las zonas o regiones de su influencia.
A nivel macroeconómico, lo hemos sustentado hace desde tiempo, el objetivo base de toda empresa de derecho privado y/o público es optimizar el valor actual de los recursos disponibles para su operación.
En su trabajo The age of customer capitalism, Roger Martin plantea las debilidades observadas en la definición de que el objetivo de las empresas de negocios es maximizar el valor de las acciones o partes de propiedad, al comparar dos periodos de evolución en el mercado norteamericano, de 1932 a 1977 y de 1977 a hoy. En efecto, afirma Martin, esas dos eras han sido instauradas con base en sendos trabajos académicos. El primero en 1932, The modern corporation and private property, en el cual plantean sus autores que la propiedad debe separarse de la gerencia. El segundo de 1976, The theory of the firm, managerial behavior, agency costs and ownership structure, documento éste el más citado en el mundo académico de los negocios, el cual pregona que el objetivo de las organizaciones es maximizar el valor para los accionistas.
Al comparar los resultados de los rendimientos reales observados en el Standar and Poors 500, en el período de 1933 a 1976, los cuales alcanzaron un nivel medio de 7.6% anual, con los observados en el mismo portafolio por el lapso corrido de 1977 hasta 2008, cuando fueron del 5.9% anual, se evidencia que hubo una destrucción de valor para los propietarios, que alcanzó un 22% en promedio, concluyendo y afirmando el autor que para crear valor para los propietarios es mejor buscar la maximización de la satisfacción de los clientes. Así, cualquiera sea la concepción filosófica de los objetivos de rentabilidad en las organizaciones, lo central es que el valor de largo plazo emana de las decisiones y actividades relativas a la operación del modelo del negocio y a su capacidad y realidad de generar fondos operacionales superiores a los fondos financieros y fiscales requeridos en su desarrollo. ¡El resto es poesía!
Con lo cual afirmo estar de acuerdo con Martin y todos los promotores y gestores de esta filosofía socioempresarial, para la medición y evaluación de los resultados de largo plazo de las entidades e instituciones en general, sean ellas con o sin ánimo de lucro.
La frase
W Johnson, gerente de Johnson & Johnson
Nuestra primera responsabilidad es hacia los médicos, enfermeras, pacientes y todos los demás que utilizan nuestros productos y servicios. Somos responsables de nuestros empleados, los hombres y mujeres que trabajan con nosotros en todo el mundo. Somos responsables de las comunidades en que vivimos y trabajamos. Nuestra responsabilidad final es con nuestros accionistas. Cuando operamos de acuerdo a estos principios, los accionistas deben lograr un justo retorno.»