Objetivo en República Dominicana:
consolidar edificios antes de que
llegue un gran terremoto

Objetivo en República Dominicana: <BR>consolidar edificios antes de que <BR>llegue un gran terremoto

POR ANGELA PENA
Más de medio centenar de edificaciones han sido diseñadas o consolidadas por él con criterios sismo resistente. Así, las inquietudes que son prédica en cátedra, clubes, asociaciones profesionales, sociales y culturales, familias y grupos de inversionistas, han sido aplicadas en complejos hoteleros, torres, bancos, proyectos turísticos, residenciales, discotecas, plazas, centros médicos particulares, hospitales, almacenes, silos…

El ingeniero Leonardo de Jesús Reyes Madera se ha erigido en un símbolo del refuerzo estructural en las construcciones dominicanas y en el más decidido previsor para que las obras sean capaces no sólo de sostenerse ante la eventualidad de un terremoto, sino de permitir a las personas salvar sus vidas.

Su sello está presente en un sinnúmero de edificaciones, de las más elevadas y espaciosas del país, que ha diseñado. Pero además, es uno de los más demandados profesionales de su área para afianzar edificios y casas existentes. Esta labor, más que medio de vida se ha convertido en misión o apostolado a que ha dedicado sus esfuerzos y atenciones desde que recibió su diploma Magíster Scientiarum en Ingeniería Sismo Resistente, en 1978, cuando concluyó estudios de esa materia en la Universidad Central de Venezuela, luego de graduarse con honores como ingeniero civil en INTEC, dos años antes.

Ha viajado a los países afectados por sismos para comprobar vicios y deficiencias de edificios que han sucumbido ante el desastre. Investiga, publica, participa de seminarios y foros en donde se debaten asuntos relacionados con esa especialidad y ahora está inmerso en la publicación de lo que constituye el Primer Reglamento Dominicano de Edificaciones, un ambicioso proyecto elaborado por INTEC en el que participaron profesionales extranjeros y nativos y que contó con el auspicio de un préstamo internacional que la prestigiosa academia ganó por concurso. El voluminoso ejemplar del cual es coordinador Reyes Madera, será entregado el próximo mes a la Secretaría de Estado de Obras Públicas, después de varios años de discusión, complementación y análisis de adaptación a las necesidades del país.

Estas tareas las comparte con viajes casi ínter diarios a Puerto Plata y Santiago, las zonas más afectadas por el sismo de septiembre del 2003, donde trabaja fortaleciendo las obras que fueron debilitadas por el fenómeno.

Es difícil explicarse cómo divide el tiempo para ser maestro, ejercer la profesión, asistir a congresos, cursos, convenciones, simposios, en los que casi siempre ofrece disertaciones magistrales, y a la vez mantenerse como activo promotor de un discurso invariable en sus intervenciones: “¿Estamos preparados para un desastre telúrico?”.

“Creó cierto pánico”

La más reciente y preocupante vivencia de Leonardo de Jesús Reyes Madera fue la conclusión expuesta por el profesor Eduardo Fierro, un especialista de Berkeley que visitó Santo Domingo invitado por la embajada norteamericana para evaluar las instalaciones criollas desde el punto de vista sísmico. “Los resultados que él nos presentó dicen que un noventa por ciento de las edificaciones que estamos haciendo hoy, pueden sufrir daños importantes con un terremoto, porque la gran mayoría adolece del piso débil o suave, que es la concentración de una gran caja de ascensores y escaleras en un extremo, o en el medio, y todas las columnas pequeñitas, para dejar los espacios de los parqueos”.

Ante esta comprobación, la legación publicó un espacio pagado aconsejando mudarse a los norteamericanos residentes en el país que ocupaban viviendas con esas características. “En ese momento, el aviso creó cierto pánico en la población, eso fue reciente, pero ya se olvidó”, comenta Reyes.

El informe de Fierro, agregó, data de apenas tres o cuatro meses, en él se definían los riesgos de las edificaciones dominicanas. “Al comprobar que podían sufrir daños considerables, recomendó a los que vivían en ellas que cambiaran de casa. Luego de la publicación de la embajada, el ingeniero Rafael Corominas escribió un artículo reflexionando sobre el trabajo de Fierro”. Pero ya nadie lo recuerda, lamenta, pese al impacto que provocaron esas notas.

“La llegada del nuevo reglamento debe abocarnos a una jornada de revisión de todos los edificios existentes en el sector privado, dado que en el sector público ya se creó una oficina dirigida por el ingeniero Corominas que empezó a dar sus frutos. Es la que tiene que ver con todas las edificaciones del gobierno: hospitales, escuelas, estaciones de bomberos, policías… El dos de julio se celebró el primer seminario de entrenamiento a cuarenta profesionales que van a tomar el curso para comenzar a evaluar las obras a nivel nacional”, anunció.

Lo que lamenta es la indiferencia, el desinterés y la insensibilidad del sector privado, que atribuye más a desconocimiento que a mala intención. Pone los ejemplos del temblor en Puerto Plata, donde aún están esparcidos los escombros de septiembre por los pasillos y explica que pese a la dimensión de los daños “ese no es el terremoto que estamos esperando, es uno de magnitud ocho, con un sesenta por ciento de probabilidad de ocurrencia”, alertó.

Cuestiona la calidad de las obras, la incorrecta disposición de los elementos estructurales para que las edificaciones sean sismo resistentes, la falta de control de los materiales, la ausencia de supervisión y el caos que representa, a su juicio, la inspección oficial. “Los dominicanos tenemos una situación interesante y es que la mayoría de los trabajos los hace la gente que los revisa, entonces ellos mismos se aprueban sus planos, y ahí tenemos un problema grave,  porque no hay esa sensibilidad, ese interés, de aplicar las estructuras como deben ser para que funcionen en zonas sísmicas”.

“En otros países donde han muerto miles de personas en segundos, en un terremoto, sí lo han entendido y tomado las medidas de lugar para que eso sea obligatorio. Por eso en el nuevo Reglamento estamos planteando la institucionalización de las supervisiones privadas para reglamentar a las personas que van a construir y que se ejecuten las obras con la calidad y los detalles que dicen los planos porque, al final de cuentas, las estructuras no trabajan como se calculan, trabajan como se construyan. A mí me ha tocado revisar varios edificios y a la hora de la verdad, el plano dice una cosa y la realidad es otra”.

Aconseja solicitar los planos estructurales al momento de alquilar o comprar una casa, apartamento o local comercial y expresa que aunque es duro decirlo, “como gracias a Dios no hubo desgracias personales en Puerto Plata, nosotros pensamos que los terremotos aquí no hacen nada. México tuvo que aprender, lamentablemente, con cuatro mil muertes en menos de tres minutos. Es una pena tener que admitir que los seres humanos parece que necesitan ser golpeados duramente para entender y asimilar las lecciones, en este caso, de la naturaleza”. Sin embargo, afirma que  la sacudida de Puerto Plata “provocó niveles de aceleraciones importantes que provocaron mucho daño en la ciudad”.

Reyes Madera, que nació el seis de diciembre de 1952, realizó su primer trabajo de revisión y reforzamiento precisamente después del trágico terremoto de México, en una plaza ubicada en la calle Roberto Pastoriza. “Vi en México que la mayoría de los edificios con la forma de esa plaza, habían fallado”. Son los construidos en forma irregular, triangular, trapezoidal, como son, generalmente, los edificios de esquina, explica. “Esos fueron los más lesionados, algunos cayeron. Las formas irregulares generan efectos de giro muy fuerte y son más susceptibles a sufrir daños. Cuando vi eso, hablé con el propietario y buscamos la solución. Ese fue el primer reforzamiento en que participé, se reforzaron las columnas, se hizo una distribución distinta de las vigas en los pisos superiores y estamos esperando el sismo a ver cómo se comporta el edificio”, manifiesta.

A ese siguió una interminable cantidad de construcciones que también ha evaluado y corregido. Porque su preocupación principal es que se modifiquen las estructuras existentes. “No estamos haciendo edificios para que no se caigan nunca sino para que, por lo menos, den tiempo a los usuarios a salir, que no se les caiga en el evento principal. Se puede caer en una réplica, pero ya usted está afuera. La filosofía del diseño sísmico es que permita a las personas salir en un terremoto severo, que no se le caiga el edificio en la cabeza, que no haya víctimas”.

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