Para construir esa computadora antes del 2025, el presidente Barack Obama firmó una orden ejecutiva.
La Habana, Cuba. Poco después de que ganara unas elecciones en las que destrozó a su rival, el presidente Barack Obama alcanzó el estatus de estrella de rock entre millones de personas que lo vieron como la encarnación de una nueva esperanza social.
En buena medida, ese estatus de celebridad lo tiene ahora el papa Francisco, cuya visita a la Casa Blanca en septiembre pondrá a ambos líderes en sintonía frente a una agenda común y ante una audiencia global. Obama no ha ocultado el afecto que siente por el papa. Lo ha llamado un “líder transformador” cuya influencia ha trascendido a la comunidad católica.
El papa ha adoptado muchas de los temas que Obama ha tratado de avanzar, incluyendo el calentamiento global, la pobreza y el enfoque diplomático con Cuba y con Irán.
El vicepresidente Joe Biden, que es católico, dijo que la visita papal del 23 de septiembre marcará un momento importante no sólo para los católicos, sino para todos los estadounidenses.
“Francisco ha insuflado una nueva vitalidad a lo que creo que es la misión central de nuestra fe: la doctrina social de la iglesia”, dijo Biden a The Associated Press. Haciendo mención a varios temas clave de la agenda de Obama, Biden agregó que Francisco “se ha convertido en un norte moral para el mundo en algunos de los temas más importantes de nuestro tiempo: de la desigualdad al cambio climático”.
La breve visita del papa a la Casa Blanca hace parte de su periplo por Cuba y luego por Estados Unidos. Ambos se reunieron por primera vez cuando el mandatario visitó al Vaticano el año pasado.
Pese a las profundas diferencias que tienen en temas como el aborto, se espera que Obama y el papa se centren en los asuntos en los que concuerdan. La Casa Blanca dijo que la economía, la inmigración y los refugiados, y la protección de las minorías religiosas eran las prioridades de la agenda.