Objetivos más allá del milenio

Objetivos más allá del milenio

Reducir los índices de mortalidad materno infantil ha debido ser una meta  nacional a perseguir más allá de las delimitaciones temporales de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Antes, mucho antes de que asumiéramos aquellos compromisos ante la ONU, debimos reparar en que nuestros índices en este ámbito de la salubridad andan encumbrados en techos alarmantes.

Esta vez es la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL), en un informe para revisar  la evolución de los ODM, la que nos señala que  para el   2009 debimos tener una mortalidad infantil estimada en 28 por cada 1,000 nacidos vivos, pero  en la actualidad se sitúa en 32 por cada 1,000 nacidos vivos.

En cuanto a mortalidad materna, el mismo informe señala que nuestro índice es de 159 por cada 100 mil nacidos vivos, muy por encima de lo que ha debido ser desde hace mucho tiempo.

Antes que la CEPAL y que se concibieran los ODM, otros organismos regionales habían destacado estas debilidades.

Reducir la mortalidad infantil y materna ha debido ser un objetivo a perseguir desde siempre, en el entendido de que la preservación de la vida y la salud de la madre y el niño forma parte de las políticas generales de salubridad que corresponden a los Estados. Eso es así desde antes y después de los incumplidos Objetivos del Milenio.

Peligrosas debilidades

El ingreso al país de numerosas plagas que han afectado la agricultura y causado pérdidas económicas considerables tiene culpables  conocidos.

Quienes burlan normas sanitarias que prohíben la importación de plantas, y con ellas de plagas, tienen responsabilidad compartida en el gran daño.

Odelys Jiménez, experto en control biológico, afirma que la culpa está entre  los empresarios que burlan el control del ingreso  de material vegetal y aquellos que, teniendo la responsabilidad de aplicarlo, permiten el ingreso de material vegetal contaminado.

Aunque no lo parezca, la sanidad vegetal es un aspecto de seguridad nacional. Una plaga puede, como ha pasado cuando hemos tenido roya, sigatoka y otras plagas, sencillamente acabar la producción de cualquier renglón agrícola.

Sabiendo quienes son los culpables solo falta que aparezca quien quiera ajustarles las cuentas.

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