Objetos heredados, dele la importancia que merecen

Objetos heredados, dele la importancia que merecen

POR CLARA SILVESTRE
Las piezas antiguas, como protagonistas en la decoración actual, vienen a ser como la reminiscencia en un presente sumergido en total modernismo. Es que quiérase o no, su valor no perece en el tiempo, sino que cobra un sentido cada vez más especial, tomándose en cuenta la historia que guardan dentro de sí mismas.

Sería muy extraño que en cada familia no existiera un recuerdo familiar. Las abuelas por lo general heredaban un juego de tetera con sus tazas, de cubiertos de plata, una manta tejida o un cofre de madera preciosa. Pero asimismo, un medallón para llevar las fotos de los seres queridos, un anillo o un brazalete, que por lo general se va heredando de generación en generación, a no ser que alguien rompa la cadena familiar y no le dé el valor requerido.

Anteriormente, estos artículos o piezas eran acunados como el más grande tesoro, pero con el paso del tiempo, muchos han dejado de lado no solamente su herencia y legado, sino su valor emocional. De ahí que cada vez se encuentren más piezas antiguas en los anticuarios, para la dicha de quienes gustan de las antigüedades.

En nuestro país contamos con una herencia más que valorada, entre otras cosas, por su gran belleza. Los tiempos de la colonización pesan en nuestras espaldas, pero también han dejado una incalculable colección de piezas y muebles coloniales que son exhibidas como merecen.

A través de ellas se mantiene vivo un pasado que forma parte de nuestra historia y de nuestras familias. Es como llevar esa inspiración colonial a nuestros días, resaltando su valor y haciendo que formen parte de la vida actual.

De esta forma, podemos encontrar detalles muy cálidos para toda la casa, guardados en el baúl de la abuela o en la alacena apartados de nuestra vista, pero a la espera de ser rescatados y colocados en el mejor lugar de la casa.

Aunque muchas piezas cuentan con el incuestionable valor de lo antiguo, existe el valor más importante y es el de la herencia familiar. Todo el tiempo que éstas han estado en manos familiares, bajo el calor del hogar, representa la mejor y mayor herencia.

Y lo mejor de todo es que nuestros tiempos, donde en la decoración se permite todo o casi todo, te permite exhibirlas como quiera, e incluso donde desee uno, es cuestión de lograr armonía, una palabra clave cuando se trata de mezclar estilos.

Ofrézcale ese toque de antigüedad y personalice sus ambientes. Si no posee ninguna herencia familiar y siente pasión por las mismas, en las tiendas encuentra lo que desee: muebles con tapizados antiguos, obras, espejos y piezas de cerámica, lo importante es que descubra su verdadero valor y aprenda a valorarlas en su justa dimensión.

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