“Oblicuo… ¡a la vera!”

“Oblicuo… ¡a la vera!”

“Oblicuo, dice el mataburros, es cuando dos líneas se encuentran y una de ellas toma un giro diferente… ¡que no es recto!… Es, como si nosotros tuviéramos un camino en desarrollo pero, porque me da hambre a mitad del camino, me da la gana de cambiar de ruta para cambiar el chucho… Es, como si voy para el trabajo previamente comprometido y, en medio del traslado un amigo me sale al frente y nos vamos a contar “cuentos de camino” por demás intrascendentes…“.

Ese, que así se expresa, es nuestro amigo Píndaro, que ve con tristeza cómo los que se dicen amigos y que supone estén presentes en los momentos de alegría por logros, y de tristeza por episodios desafortunados de la vida, no están presentes cuando la vida lo demanda, porque sus intereses los mueven a tomar una ruta oblicua y…. “parquearse a la vera” de sus intereses…

“Nosotros, los dominicanos de pura cepa, hemos ido llevando una vida oblicua y recostándonos a la vera del camino original, en la medida que nuestras ambiciones nos dominan… Sólo hay que leer el periódico escrito… o el digital… o ver las noticias en televisión… o escuchar la radio… que el político, o el ingeniero fulano, o el médico sutano decidió que sus deseos e intereses le eran más beneficiosos en este momento para tomar una nueva ruta oblicua que no necesariamente es la recta… O, que no voy a estar de acuerdo con la cabeza del negocio porque a mis intereses futuros no les convienen…”.

Y, Píndaro es todavía más franco y expresa: “Acabo de ver con asombro, cómo la mano derecha del comandante del barco más importante de este pedazo de isla, sale a la palestra pública expresando públicamente su desacuerdo con los deseos de a quien debe respeto por ser su jefe directo… ¡Las cosas han cambiado!… ¡Ya las palomas le están tirando a las escopetas!… Ahhhh, pero recuerdo haber leído en estos días que ahora los hijos tienen el derecho de cuestionar hasta el respiro de sus padres… ¡Por eso nuestro país y gran parte de este pequeño mundo está como está!… ¡Ahora se enseña, públicamente, a irrespetar!…”.

“Se está afianzando una tragicomedia… Pero, el pueblo sigue gozando de su vida oblicua y, entre todo ese barullo político, se disfruta todavía de la candidez de lo más sano del pueblo –cuyos políticos de turno… o, en turno, OLVIDAN SIEMPRE, que son el alma de las cosas que suceden… Este pasado fin de semana, mientras casi todos los citadinos se convirtieron en pueblerinos, o turistas playeros –dependiendo de sus bolsillos-, me dediqué a pasear por los centros gastronómicos de la ciudad capital… Y, por fin he tenido un momento de esparcimiento sin que las mentiras interesadas, contadas como verdad, sigan teniendo prioridad en los medios y atentando contra mi tranquilidad…”.

“Entré a un restaurante y, mientras estaba sentado disfrutando de un plato “bandera” bien típico, una pareja se sentó justo a la mesa de al lado y expresó al camarero lo siguiente: ‘¿Tienen ustedes WiFi?’… A lo que un joven y, al parecer recién nombrado empleado, muy feliz les respondió: ‘No señores… no tenemos WiFi… pero, tenemos chicharrones de pollo sin hueso… o… ¡un chivito jarto e jobo para que se alegren todo el día!’… Ante esta ocurrencia, no tuve más que reírme y jamás pensé que podía ser un novato al cual no habían entrenado antes de soltarle esa responsabilidad de convertirse en anfitrión en ese restaurante… Pero, al final de mi consumo me tocó a mí vivir una experiencia similar, por coincidencia, con el mismo personaje… Antes de pedir la cuenta, se me antoja un cafecito… Llamo al mozo y le digo: ‘Por favor, consígame un medio pollo’… El joven, me mira con semblante de cuestionamiento –como si no supiera que un medio pollo es lo mismo que un cafecito con un poco de leche- y, titubea… La cajera, que está justo cercana a mi mesa, le dice al inexperto camarero: ‘¡pregúntale al señor si lo quiere con papas, o tostones!’… No tuve más que echarme a reír a carcajadas al darme cuenta entonces que al joven empleado le estaban haciendo pasar una prueba de novatada…”.

 

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