Obra “Esperando a Godot”: Una cita con el desencuentro

Obra  “Esperando a Godot”: Una cita con el desencuentro

Este fin de semana, Casa de Teatro abrió el telón de su escenario para dar vida a la obra teatral “Esperando a Godot”, una adaptación literaria que gracias a la acogida del público y a la disposición de su productor Patricio León, reabrió sus puertas triunfantemente al público.
El teatro no contempla inseguridades en sus interpretaciones porque es pura fuerza, realismo mágico, un fuego que hay que sentirlo a quema ropa. “Esperando a Godot” tiene esta exquisita particularidad: a través de un recorrido de situaciones y argumentos cotidianos plantea cuán agonizante puede resultar la espera, lo ilusionante que puede ser la fe, deja en evidencia los vaivenes del alma humana, y, sobre todo, deja la incógnita de conocer al famoso Godot.

Patricio de León, quien además es el actor que lleva el hilo conductor de esta obra, la califica como un viaje emocional, intenso, tierno y simplemente inolvidable, digno de un clásico contemporáneo que nunca pasará de moda por ser escrita por una de las mentes mas brillantes del siglo XX: Samuel Beckett.

Interpretaciones actorales limpias. Es imposible ver la pieza audiovisual sin destacar el serio trabajo de los actores que allí participan.

Pepe Sierra, quien recientemente tuvo una loable participación en la obra “Le Prénom”, es dueño de un perfil altamente profesional, posee la capacidad de mudar sus sentidos a sangre fría e interpretar con originalidad varias vidas.

Los dos personajes que Sierra ha interpretado últimamente sobre las tablas, en proyectos diferentes, ofrecen vida a dos seres desiguales: uno meticuloso y otro indigente. Dos universos que el actor ha explorado orgánicamente y cada uno de éstos le han merecido una interpretación rica en matices, tanto es así, que cuesta pensar que se trata de la misma persona.

En ese mismo sentido, Omar Ramírez demuestra que la experiencia no se improvisa. El actor hace entrada en los dos actos de Esperando a Godot, conecta con el auditorio con solo entrar a escena. Su rol de amo despiadado, borracho de poder, es inquietante, aviva las llamas.

¿Qué decir de Josué Hirujo? Sangre nueva que habrá que seguir de cerca. “El Muchacho”, papel que interpretó, apenas lograba balbucear dos palabras: “Sí, señor y No, señor”. Sin embargo, esa diminuta articulación, combinada con sus gestos corporales, transmiten el pánico que el muchacho siente al ser cuestionado tras llevar un recado.

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