Obra “Hashtag” #DramaRealEnUnMundoVirtual

Obra “Hashtag” #DramaRealEnUnMundoVirtual

Decía García Lorca, que “el teatro debe ser espejo de su tiempo”; reflejar el mundo, la sociedad en la que nos ha tocado vivir es la premisa, Hamlet Bodden, joven dramaturgo contemporáneo deja su impronta con su obra “Hashtag” en la que el simple título nos remite, al mundo virtual de la tecnología, el mundo de la pos modernidad en que vivimos, aunque algunos debido a sus años se empeñen en decir, “este ya no es mi mundo”, craso error.
El amplio espectro de la multimedia, abre un mundo ilimitado a la imaginación, al teatro, Bodden no escapa a esta realidad y elabora un texto que basa en un “Hashtag” que circula en las redes y que se hace viral. La adicción a las redes convertidas en parte de la cotidianidad, va de alguna manera enajenando la mentalidad de muchas personas, que sin reflexión alguna, deciden unirse a una secta esotérica, cuyo líder, un tal Alberto, al que no conocen, pero idolatran, ofrece lo que otros buscan; así Marcela, víctima de la impotencia, en busca de apoyo, se une a la secta con la finalidad de encontrar a su hermana desaparecida.
La creatividad ilimitada de Bodden, va tejiendo un embrollo fascinante con personajes estrafalarios, que dan lugar a eventos estéticamente atractivos, y es que el autor, quien además es el director, sabe convertir el texto en escritura escénica, encuentra la partitura, la concreción más apropiada para su espectáculo, la parte específicamente teatral. El argumento no obstante la ficción, abre un resquicio a la crítica social, a la problemática política que nos arropa, a la inclusión.
La puesta en escena signada por el ritmo, es una especie de coreografía, en la que se expresa la paranoia de los diferentes personajes. El inicio es un simbolismo dual, los actores encapuchados, cual monjes medievales, llevan en sus manos una “laptops”, la alegoría es evidente, la mentalidad del hombre, llevada por la superstición o creencia, aun se encuentra inconscientemente en el pensamiento oscuro del Medioevo, del que no ha podido liberarse totalmente, aun viviendo en la era de la posmodernidad, representada en la tecnología, justo, en la computadora portátil.
Cada personaje encuentra un exponente idóneo. Solanyi Gómez logra una interesante actuación, al justificar el secreto de su líder; voz y acción cargada de dramatismo y comicidad dosificada, logra la interacción perfecta con el espectador. Clara Morel es una joven con gran potencial, y con marcados matices proyecta su conflictivo personaje. Paloma Palacios, es una profesional, que sabe trascender.
Camilo Landestoy encarna la debilidad del hombre víctima de su fanatismo; su trabajo actoral muy bueno, consigue distender el público, que ríe. Manuel Raposo, excelente actor, se desdobla con un histrionismo desbordante, su accionar lo convierte en protagonista.
En esta obra de Hamlet Bodden, no se rompe la “cuarta pared”, simplemente no existe, el desborde a la platea de sus personajes crea una interacción intensa, el público participa, más que simple espectador es un personaje múltiple, que reflexiona, y busca más allá de lo evidente, propósito ulterior del dramaturgo.
“Hashtag” se acerca a la comedia negra, género próximo al tragicómico, pero de comedia sólo tiene el nombre, la visión es un tanto pesimista, aunque su propósito plausible es ante todo, entretener, provocar la risa o la sonrisa. La obra además, posee elementos del absurdo, como la supuesta y casi real influencia que ejercen las redes sociales en nuestras vidas.
Si bien cada actor destaca su personaje -propósito esencial- hay en esta puesta en escena un énfasis en la recreación colectiva, en la unidad de cada elemento, en pro de un todo sustancial, metáfora de tolerancia, de inserción social.
El espacio escenográfico atractivo creado por Miguel Ramírez, matizado por momentos con el diseño de luces de Julio Núñez, y los audiovisuales de Maya Oviedo, logra el ambiente propicio.

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