Obra iniciada, obra terminada

Obra iniciada, obra terminada

BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
Dijo el Presidente Leonel Fernández a los funcionarios que le acompañan en su gestión de gobierno que no quiere repetir los errores de su anterior administración, y  a continuación los exhortó a terminar las obras que comiencen. Advierto dos cuestiones interesantes en estas declaraciones del jefe del Estado. La primera tiene que ver con la admisión de la comisión de errores en el período 1996-2000. Pocas veces antes se ha escuchado de labios del doctor Fernández afirmar tal cosa. Más bien se le tiene como un político poco dado a lo que en la vieja izquierda se conocía como la autocrítica, método que aunque no figura en la jerga partidaria de hoy sigue siendo válido y positivo. 

Los periodistas trataron en varias ocasiones, que recordemos, de conseguir de este líder político la identificación de las cosas que él pudiera calificar de negativas en su administración. Casi siempre el doctor Fernández daba la misma respuesta: yo le dejo ese trabajo a mis adversarios políticos.  Pero en política como en cualquier otro plano de la vida el reconocimiento de los errores y las omisiones elevan la imagen y la consideración pública de quienes lo hacen. Además, todos nos equivocamos, y las posibilidades de los errores son mayores cuando se dirige una nación, y más todavía cuando se la dirige por primera vez. Las declaraciones del Presidente de la República sobre el particular parecieron dejar dicho que hubo errores en dejar tareas no concluidas y en no involucrar a los residentes de las localidades donde los trabajos  se hacían. En la campaña electoral pasada mucha gente se quedó esperando que el doctor Fernández dijera qué cosas hizo que no repetiría, porque las consideraba equivocaciones. O, de otra manera, que cosas dejó de hacer que ahora haría de manera prioritaria.  Pero eso nunca ocurrió. Tengo la impresión  de que, dada la personalidad del jefe del Estado, nadie de su entorno se atrevió a plantearle la posibilidad o la conveniencia de  decirle a la población que no repetiría tales y tales cuestiones o que hacer tales y tales fueron errores de las circunstancias.

El otro tema es igualmente importante. El Presidente de la República no quiere que las obras que comience su gobierno queden sin terminar. Esta es una excelente decisión de buena administración, de buena gestión gubernamental. Es, además, una sincera y aceptable rectificación. Como él mismo dijo, cuando las lecciones de las derrotas son aprendidas, entonces éstas son pedagógicas. En el anterior cuatrienio el doctor Fernández dejó muchísimas obras sin terminar, tantas como miles. Los túneles, los elevados y los bulevares se tragaron todo el dinero disponible y las escuelas, los caminos vecinales, el encahado de las cañadas, el asfaltado de las calles de los barrios y las ciudades, etcétera, se quedaron, en el mejor de los casos, a medio camino. Ahora el Presidente de la República anda en otra onda. Quiere inicio y terminación. Quiere que su gobierno sea  capaz de anunciar las obras, como lo hizo este sábado en Azua, que sea capaz de iniciarlas, de construirlas y de entregarlas a las comunidades. Digamos, sin sonrojos, como lo hacía Joaquín Balaguer. Y es así como debe ser, y es así como lo espera la gente. Además, los gobiernos deben ser capaces de planificar bien y ejecutar bien.

Vamos, pues, a confiar en que en esta gestión del Presidente Fernández toda obra que sea empezada sea también terminada.

bavegado@yahoo.com

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