Obras abandonadas

Obras abandonadas

Es ya una práctica común y corriente ver que nuestros gobiernos y autoridades sólo se empeñan por levantar obras costosísimas que, luego, abandonan con una indiferencia increíble.

El deterioro y abandono saltan a la vista de todos, pero en las altas esferas parece no preocuparle a nadie.

Un estudio realizado en el 2005 por Participación Ciudadana indicó que en el país había un total de 1,132 obras que se habían abandonado en un período de 40 años. De acuerdo con las cifras de la investigación, que abarcó el período de 1960 a agosto del 2004, antes de la década de 1990 se paralizaron 22 obras; de 1990 a 1996, 69 infraestructuras; de 1997 al  2000 alrededor de 200 edificaciones y del 2001 al 2004, otras 673, incluyendo 88 sin datos específicos.

Cuánto duele ver el deterioro actual del Boulevard de la 27 de Febrero, el puente Profesor Juan Bosch e, incluso, la recién concluida Jacobo Majluta, donde al sucio y la maleza que la ahoga se suma la languidez de las palmas que están en el centro. Se trata de ejemplos que se multiplican a lo largo y ancho del territorio nacional.

No hace mucho un funcionario del Hospital Darío Contreras hablaba de cómo equipos vitales para el servicio y de alto valor en dólares estaban abandonados por la falta de una simple pieza o de su mantenimiento.

En un país carente de recursos y donde hay que incurrir en cuantiosos préstamos al extranjero para cualquier obra, uno se pregunta cuál es el criterio que prima para este comportamiento?

¿Es que lo que se busca es seguir invirtiendo mucho en nuevas obras y proyectos para, luego,  aplicar beneficios colaterales?

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