Obras Metro incomodan residentes zona universitaria

Obras Metro incomodan residentes zona universitaria

POR GERMAN MARTE
Expresiones de desaliento como «ojalá se devuelva», «estamos con el ánimo en el suelo» y «esa gente no ha hablado aquí con nadie»,  son comunes entre comerciantes y residentes de la calle Correa y Cidrón en la Zona Universitaria, por donde pasará el Metro de Santo Domingo.

En el tramo de la Correa y Cidrón comprendido entre la avenida Máximo Gómez y la avenida Abraham Lincoln, próximo a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) hay 140 negocios.

Además de talar decenas de árboles, la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), que dirige el ingeniero Diandino Peña, ya marcó los lugares donde en los próximos días iniciarán las excavaciones para sustituir las tuberías de drenaje, cables telefónicos y eléctricos en esta vía por donde circulan más de una docena de rutas de autobuses y carros de concho.

«Cuando viene a ver uno tendrá que cerrar el colmado, porque no se van a vender ni dos mil pesos, porque nosotros vendemos porque los carros se paran ahí», dijo Franklin Suero, del colmado D`León, a una esquina de la Máximo Gómez.

Wanda Guzmán, de la Platería Bella Piedra, expresó que se sentía inquieta porque no sabía que iba a suceder una vez cierren la calle y los vehículos no pudieran llegar al local. «Tengo los ánimos en el piso. Se supone que el negocio se tendrá que cerrar», manifestó mientras dirigía la mirada al suelo. Luego con una sonrisa que no logró ocultar su desaliento expresó: «Ay Dios, el empleo».

LA ASOCIACION DE EMPRESARIOS

Fausto Jiménez, presidente de la Asociación de Empresas de la Zona Universitaria, dijo que los negocios de la Correa y Cidrón ya están siendo afectados desde hace tres meses tras el cierre de la puerta número dos de la UASD, medida que redujo drásticamente el flujo de estudiantes por la zona y por lo tanto afectó los negocios del área.

Dijo que el rector Roberto Reyna ordenó el cierre de la puerta argumentando que era para enfrentar la delincuencia, «pero hemos determinado que la puerta la cerraron no porque había delincuencia, sino porque venía el tren y Diandino no iba a poder cerrar la puerta».

Indicó que con el cierre de la puerta y con el simple hecho de comenzar a marcar la calle en los lugares por donde pasará el tren, ya las ventas se han ido a pique al punto que cinco negocios han quebrado, porque las ventas han bajado hasta un 70%.

Anunció que esta tarde a las seis se reunirán para en el auditorio de los Mormones en la Correa y Cidrón para analizar la situación.

Allí esperan la presencia de algún representante de la OPRET. Afirmó que sólo en un país como República Dominicana las autoridades afectan los intereses de tantos negocios y no compensan a nadie. Mientras que María del Carmen, cliente del negocio, aseguró que si abren zanjas y obstaculizan el acceso al negocio, simplemente no volvería al lugar y buscaría otro sitio donde adquirir sus mercancía.

Entretanto, Alfonso Cruz, de «Alfonso Dental», dijo que las autoridades por lo menos debieron informarle a los comerciantes que iban a iniciar los trabajos en la zona, para que cada uno supiera a qué atenerse.

La noticia del inicio de los trabajos del Metro en la calle Correa y Cidrón cayó como un balde de agua fría en la mente de Luís Sánchez, quien tiene un puesto de frutas frente al antiguo hospital Marión. Vendiendo guineos, melones y pina este joven se ha ganado la vida durante doce años y con el fruto de su trabajo mantiene a su madre y un hermano enfermo de quien heredó el punto, por eso reclama que las autoridades compensen económicamente a quienes como él se ganan la vida en esta vía.

Daniel García, de la Cafetería El Universitario, afirmó que ya no duerme pensando qué será de él, cómo conseguirá el sustento de su madre y de sus hijos. Dijo que durante 20 años se ha mantenido con esta cafetería.

Observó que si cierran la calle por dos o tres meses para reubicar las tuberías de drenaje y los cables soterrados cuando reabra el negocio tendría que comenzar de cero, «yo no sé qué piensan hacer con nosotros». Para Miguel Mendoza, quien por más de 25 años ha operado una pequeña cafetería frente al Hospital Oncológico Heriberto Pieter se queja además porque los constructores del Metro talaron un árbol que plantó junto a su esposa, «a mí se me salieron las lágrimas al ver cómo mochaban esa mata. Y a nadie le dicen nada».

El comerciante Richard Báez consideró que las autoridades tienen derecho a construir el Metro, porque significa avance, siempre y cuando no se atropelle a ningún individuo. Señaló que muchas familias tendrán zanjas abiertas justo frente a la entrada a sus casas, y no podrán entrar en vehículos durante un tiempo, «pero la Opret quiere venir con la solución», aunque todavía no han dicho la solución exacta. «Ellos han ofrecido que a quien se la haga un daño se le va a compensar automáticamente, pero hay que esperar», expresó Báez.

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