Obras son amores

Obras son amores

El Centro de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (CEDIMAT) ha logrado que coexistan armoniosamente dos conceptos radicalmente opuestos: opulencia y pobreza.

Una de sus virtudes más notables, sin duda alguna, es la de haber puesto su opulencia tecnológica y la elitista calidad de sus servicios a disposición de gente que, de otra manera, no hubiese sobrevivido a fallas de salud consideradas extremas.

CEDIMAT ha sido, posiblemente, la contradicción más elocuente entre lo que se decía al principio de su fundación y la que ha sido su trayectoria de servicio.

Ha sido un mentís para la crítica prejuiciada que suele levantarse contra las grandes obras aún desde que son simples proyectos.

De ser atacado en sus inicios como un centro que solo serviría a los adinerados, el CEDIMAT ha pasado a ser la tabla de salvación para mucha gente sin posibilidad de acceso a la medicina especializada privada.

Su filosofía de servicio, caracterizada por el uso de los últimos y más costosos avances en tecnología para diagnóstico médico, se basa en el reconocimiento pleno del derecho a la vida que tienen todos los seres humanos.

No tiene, por tanto,  cabida el estribillo que reza “tanto tienes, tanto que vales”.

Y, por supuesto, todo lo que se hace allí es posible gracias a un personal médico y paramédico de las más altas calificaciones y a una dirección para la cual lo humano prima por sobre todas las humanas veleidades.

CEDIMAT es, sin duda, la mejor manera de hacer que coexistan en perfecta armonía la opulencia y la pobreza.

Francisco Comarazamy

El Premio Nacional de Periodismo ha sido otorgado esta vez a uno de los decanos que han honrado el ejercicio de la información en este país.

Francisco Comarazamy, un petromacorisano que ha hecho del periodismo su sacerdocio, ha entregado las dos terceras partes de su existencia a informar y forjar opinión. Ha sido maestro de varias generaciones de informadores.

Su selección como ganador del Premio Nacional de Periodismo ha sido un acierto del cual la clase periodística debe sentirse orgullosa.

Enhorabuena.

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