Obsceno destape que avergüenza

Obsceno destape que avergüenza

Aunque está condenada al fracaso  la ambición  de algunos legisladores de ampliar a seis años el período para el cual fueron elegidos, no puede pasar desapercibida la ausencia  de principios éticos que sirve de motor a esta idea descabellada.  El miércoles, cuando los diputados convirtieron en ley el proyecto que declara la necesidad de la reforma constitucional, el vicevocero del Partido Reformista Social Cristiano, Frank Martínez, expuso el rechazo de su partido a las pretensiones extensionistas de algunos de sus compañeros. Como respuesta a su exposición recibió  un abucheo de parte de compañeros de hemiciclo pertenecientes a su propio partido, el de la Liberación Dominicana y el Revolucionario Dominicano.

Es grave, dramáticamente grave, que en el principal poder del Estado algunos legisladores hayan arrojado al zafacón los  principios morales y éticos que deberían servir de estandarte a su ejercicio. Los liderazgos de los tres partidos a que pertenecen los que formaron el coro de abucheo, incluyendo el de Gobierno, han expuesto su rechazo a una extensión del actual período de ejercicio legislativo. Esa actitud tranquiliza un poco a nuestra sociedad. Sin embargo, decenas de diputados y senadores de los tres partidos continúan el laborantismo para tratar de lograr sus propósitos. El abucheo a Martínez fue un obsceno destape que repugna a esta sociedad.

Proporciones y desproporciones

La propuesta de otorgarle el 4% del PIB a Educación y el 10% del Presupuesto a los ayuntamientos no prosperó en el gran diálogo. Se argumenta falta de disponibilidad de recursos, tomando como pretexto los efectos recesivos de la crisis global. El doctor Reinaldo Pared Pérez, presidente del Senado, ha dicho con buen tino que, exceptuando la que se refiere a la Educación,  hay que revisar todas las leyes que establecen la destinación de proporciones del Presupuesto para determinados capítulos.

Pero más que las proporciones, aquí lo que hay que hacer es desmontar ciertas desproporciones. Por ejemplo, hay toda clase de dificultades para mejorar los sueldos de los médicos, que bien lo merecen, pero ha habido holgura para incrementar los de los servidores de la Secretaría de Medio Ambiente, que sin duda también lo merecen. Hay muchos ejemplos de desproporciones injustificables. Lo justo sería distribuir equitativamente las proporciones.

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