Observando a Chávez
El mundo debería resistirse a las ambiciones globales de Venezuela

Observando a Chávez <BR><STRONG>El mundo debería resistirse a las ambiciones globales de Venezuela</STRONG>

Comentario Editorial
Moscú, Teherán, Kuala Lumpur, Mali, Luanda y desde la semana pasada, una visita de cinco días a Pekín: es difícil mantener el paso con el implacable programa de viajes de Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, mientras avanza en su gesta por ganar influencia internacional. Desafortunadamente, con el controvertido líder en campaña por conseguir un puesto temporal en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la observación de sus actividades se hace cada vez más urgente.

El señor Chávez puede ser algo parecido a un “tigre de papel”, cuya retórica anti-norteamericana es invariablemente más estrafalaria que las políticas generalmente cautelosas que persigue su gobierno. Por ejemplo, las preocupaciones de que el líder venezolano pueda tomar como rehén a Estados Unidos por sus amenazas de cortar las ventas de petróleo son exageradas. En realidad, EEUU importa solo 12% de sus necesidades petroleras de Caracas. En contraste, Venezuela depende de las compras de EEUU en más de la mitad de sus ingresos por petróleo.

Aunque el señor Chávez anunció sus planes para incrementar seis veces de las ventas a China durante la próxima década (actualmente importa solo cerca de 2% de sus necesidades de petróleo de Venezuela), razones geográficas y técnicas significan que la diversificación tomará tiempo. China no tiene capacidad de refinación suficiente para manipular más e la variedad de crudo venezolano especialmente pesado. En todo caso, los déficit de Venezuela pudieran compensarse en otros lugares, aunque posiblemente a precios altos.

Por otra parte, la influencia política creciente de una Venezuela rica en petróleo en América Latina -y algunos otros países en desarrollo- debe constituir una preocupación. Sus compras miles de millones de dólares a Rusia son de especial preocupación. Venezuela justifica sus adquisiciones de aviones de combate, helicópteros militares y fusiles de asalto sobre la base de que sus fuerzas armadas necesitan re-equiparse. Pero EEUU y algunos de sus vecinos están comprensiblemente preocupados porque ese equipamiento pueda servir a fines más beligerantes.  

Los esfuerzos del señor Chávez para lograr un puesto temporal en el CS también son preocupantes. Ya Venezuela cuanta con el respaldo de colegas en el bloque comercial MERCOSUR, incluyendo Brasil y Argentina, que empezó a integrar el CS a principios de año. Algunos miembros de la coalición de gobierno de centro izquierda pro-EEUU de Chile respaldan los intentos de Caracas. Y aunque algunos países latinoamericanos es probable que respalden la candidatura de Guatemala, todavía Venezuela podría ganar el puesto con la mayoría de los 128 votos necesarios en la reunión de la Asamblea general de la ONU en octubre.

Si llegara a convertirse en un miembro temporal del CS, Venezuela no podría ejercer el veto. Pero el anti-norteamericanismo reflejo del señor Chávez no facilitaría la ya difícil búsqueda de consenso en la ONU. En tiempos de tensión internacional, su estilo diplomático de “disparar desde la cadera” pudiera ser incluso desestabilizador. Los miembros de la ONU serían poco inteligentes si le dieran la oportunidad contraproducente de llegar hasta esa tribuna.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION

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