Toda sociedad que persigue el progreso económico y social empieza por organizar sus procedimientos de registro, como forma de satisfacer los requerimientos de los individuos y las razones sociales. Y en el orden de prioridades de esa organización de registros se ubica la jurisdicción inmobiliaria con su función de garante del bien jurídico de la propiedad de la tierra.
Contrario a esta tendencia que responde a la lógica de la búsqueda del desarrollo, en el país la jurisdicción inmobiliaria está tan descuidada que el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Germán Mejía, la define como un verdadero caos, poniendo en entredicho la efectividad del programa de modernización puesto en marcha desde 1999.
Por ese caos en un ámbito tan importante y delicado, muchos proyectos de inversión han resultado seriamente afectados en el país. Las inversiones en el sector turístico están entre los más afectadas con los problemas de registro inmobiliario. En la región este la situación es bastante delicada. De ahí que valoremos como de suma importancia la decisión del presidente de la Suprema Corte de Justicia, de intervenir para que el programa de modernización de la jurisdicción inmobiliaria sea auditado con la finalidad de hacer que cumpla sus propósitos. La jurisdicción inmobiliaria hay que colocarla a la altura que merece un Estado que se esfuerza por alcanzar desarrollo y modernidad.
Déficit y mortalidad
Al hospital Robert Reid Cabral llegan diariamente desde todas partes del país muchos niños en condiciones delicadas de salud que requieren cuidados intensivos, pero este centro tiene déficit de unidades para este cuidado. Los neonatos son referidos en condiciones críticas desde clínicas y hospitales que carecen de salas de cuidados intensivos. La situación contribuye a agravar nuestro índice de mortalidad en niños con edades entre uno y 28 días.
Esta situación la plantea con preocupación el doctor Emilio Mena, director del Robert Reid Cabral. El déficit de unidades de cuidados intensivos para neonatos es un factor adverso, que contribuye a mantener alta la tasa de muertos en esa franja de edades. Para conjurar este déficit es necesario que el Estado invierta para que los hospitales de maternidad de todo el país sean provistos del número adecuado de salas de cuidados especiales y bien equipadas.