Las economías del mundo se han trazado como meta fundamental la facilitación del comercio. Se trata de una premisa que domina toda la planificación de intercambio comercial, sea bajo la modalidad de tratados de libre comercio o cualquier otra.

La Organización Mundial del Comercio (OMC) existe, por sobre todas las cosas,  para pautar y  mantener la facilitación del comercio. Todo lo que nade contra esta corriente universal es digno de rechazo y condena.

Siendo esta una tendencia universal, no se entiende cómo puede alguien pretender imponer trabas contra el comercio. Un caso a todas luces extraño es el de la embajada dominicana en Taiwán, que ha impuesto que las embarcaciones que transporten mercancía de ese país hacia la República Dominicana cumplan una serie de requisitos que han sido descartados en la mayor parte de los países, porque obstaculizaban los flujos comerciales.

La Asociación de Navieros de la República Dominicana ha reaccionado alarmada porque los requisitos impuestos por la embajada nuestra en Taiwán son la antítesis de las prácticas de intercambio comercial moderno.

El Gobierno dominicano  debe intervenir para desmontar esta barbaridad y hacer valer la filosofía  de facilitación  comercial que aplica en el intercambio con otros países, tanto    de manera bilateral como por medio de  tratados multilaterales.

Indiferencia ante el robo de reses

El robo y sacrificio de reses y el trasiego y venta de su carne se está produciendo de manera descarada e impune en la región Este del país. Ricardo Barceló Salas, presidente  de la Asociación Dominicana de Hacendados y Agricultores, afirma que la carne de reses robadas es trasegada en ambulancias y yipetas y que los cuatreros, en los pocos casos en que son arrestados y llevados a la justicia, recobran la libertad con una rapidez pasmosa.

La situación está llevando a la ruina a muchos ganaderos, disgustando a otros que optan por abandonar el negocio para evitar ser víctimas de los cuatreros, y alejando nuevas inversiones en el sector.

Los ganaderos se quejan porque las autoridades están haciendo muy poco para contrarrestar los robos. Proponen actuar con  más rigor y que la justicia deje de ser benigna. Un sector tan pujante de nuestra economía debería recibir más y mejor protección.