Occidente y los desafíos del islam político

Occidente y los desafíos del islam político

Alfredo de la Cruz

Los acontecimientos violentos que con más frecuencia se suceden en las diferentes regiones y su recurrencia en forma de atentados en Europa y más reciente en Francia, donde el pasado jueves 14 en la ciudad francesa de Niza, durante las celebraciones del Día Nacional de Francia (se conmemora la toma de la Bastilla) un camión de gran tonelaje que se desplazaba por una calle central arremetió contra la multitud, acabando con la vida de al menos 84 personas, entre ellos 10 niños, y dejando cerca de 200 heridos, atentado reivindicado este sábado por el grupo terrorista Estado Islámico, nos muestra que el del yihadismo, variante extrema y radical del islam político es hoy incontrolable.

Establezcamos ciertas precisiones en algunos términos, que si bien, pueden ser conocidos por algunos, podrían desconocerlos gran número de personas y resultar un tanto confuso.

Musulmán es la persona que profesa el islam, la religión de Mahoma. Árabe es quien pertenece a un amplio grupo humano multiétnico, que, aunque proviene originalmente de la península arábiga, habita vastas zonas principalmente dentro de Oriente Medio y el Norte de África, pero también fuera de esta región debido a diversas migraciones. Esta amplia población comparte rasgos culturales, idioma, y determinados componentes históricos, entre otros elementos. Los árabes preceden al islam y si bien no todos los árabes son musulmanes, tampoco todos los musulmanes son árabes.

Islamista no es lo mismo que musulmán. El islamismo (islam militante o islam político) busca la implementación de la sharía o ley islámica como forma de gobierno para un determinado territorio. Algunos islamistas tienen estos objetivos para lugares o países muy específicos y buscan lograrlos a través de métodos pacíficos como elecciones y votos; partiendo de ahí, hay un amplio espectro que llega hasta la militancia radical y que busca esos fines pero mediante métodos violentos. Algunos de estos grupos militantes islámicos buscan establecer un califato global.

El islam político se remonta a la segunda década del siglo xx en Egipto, cuando surgió una organización llamada Hermanos Musulmanes. Empero existen otras ramas, como la iraní, ideada y creada por el ayatolá Ruhollah Musaví Jomeini y la saudita a la que pertenecen los talibanes, Al Qaeda y Estado Islámico. El islamismo es confesión convertida en ideología, una ideología radical en extremo. Mientras el islam tradicional sitúa en cada fiel el deber de vivir según la voluntad de Alá, el islamismo convierte éste deber en algo de lo que es responsable el Estado.

De manera que el islam es un sistema confesional personal que pone el acento en el individuo; mientras que el islamismo es una ideología de Estado que se ciñe a la sociedad. Los islamistas constituyen una minoría reducida pero significativa de los musulmanes de todo el mundo, tal vez entre el 10 y el 15 por ciento. Surge de la religión, pero al mismo tiempo lleva facetas de ella hasta una conclusión tan extrema, tan radical que lo convierte en algo nuevo distinto a esa religión de donde salió. Adapta una confesión antigua al escenario político de nuestro tiempo, compartiendo algunos aspectos clave de los totalitarismos previos, el fascismo y el marxismo leninista. Los individuos islamistas pueden aparentar que respetan la ley y hasta ser razonables, pero como forman parte de un movimiento totalitario son considerados asesinos potenciales.

Al final de la Guerra Fría Occidente instrumentalizó las identidades religiosas, especialmente la cristiana, la judía y la musulmana para luchar contra la expansión del comunismo, muy particularmente en el mundo árabe y musulmán, resultando más agresiva dicha instrumentalización en la primera guerra de Afganistán (1979-1989), podemos decir que es allí donde surge el yihadismo (terrorismo islámico o islamita) neologismo  utilizado en Occidente para denominar a las ramas más violentas y radicales dentro del islam político, caracterizado por la brutal utilización del terrorismo, en una supuesta guerra santa en el nombre de Alá.

Desde entonces, el islam político militante y radical se extendió fulgurantemente por todos los países árabes y por otros países musulmanes, financiado por redes de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) islámicas creadas por los dirigentes de los países árabes exportadores de petróleo en la península arábiga. La verdad es que estos movimientos islámicos vinieron a agravar la crisis en la legitimidad que ya acusaban los Estados árabes.

Más reciente en Oriente Medio, específicamente en Levante, la guerra civil en la República Árabe de Siria ha reunido diversos grupos que se enfrentan al gobierno de Bashar al Assad, entre ellos grupos yihadistas, siendo el principal Estado Islámico. Este conflicto ha provocado el desplazamiento interno de más de 7 millones de personas y cerca de 4 millones de refugiados en países vecinos como Líbano, Jordania, Irak, Turquía y Egipto. Provocando flujos migratorios que presionan, como nunca antes, las fronteras europeas, cobrando relevancia Turquía que actúa como valladar entre éste flujo y Europa.

La situación ha adquirido ribetes cuasi apocalípticos dada la rapidez y facilidad con que estos grupos consiguen reclutar más adeptos. En la actualidad Estado Islámico es percibido como la organización con mayor eficacia y fortaleza para lograr el establecimiento de un califato global. Esto hace que aumenten los flujos de combatientes tanto de Oriente Medio, el Norte de África, como de Asia y de Occidente en su favor, lo que al final nutre sus filas de combatientes de diversas nacionalidades. Todo esto pone de manifiesto que el islamismo y más específicamente el yihadismo no solo es una amenaza para los gobiernos de los Estados donde opera, sino también para Occidente.

El fracaso de la Coalición Internacional liderada por Estados Unidos para reducir a Estado Islámico, unido a la contundente campaña de Rusia en Siria ha contribuido a exacerbar la situación de la seguridad, no solo regional sino a nivel global, pues cuando el prestigio de uno de éstos grupos aumenta, da cabida a que surjan en otros lugares grupos que sindican afiliación a la casa matriz, lo que los lleva a operar con un amplio campo de independencia, debido a que por lo general estas asociaciones son casi siempre de carácter ideológico y de nombre y no tanto de carácter operativo. 

Estas acciones han dado cabida también a los llamados lobos solitarios, individuos que ejecutan acciones terroristas sin el apoyo de un grupo. En esta calificación entran los jóvenes que han viajado a Siria y otros países de Oriente Medio en los últimos años para sumarse a luchar con los grupos islamistas, principalmente con Estado Islámico. Estos jóvenes al regresar a sus países lo hacen más radicalizados y son capaces de organizar ataques en solitario. De ahí que gobiernos como el de Estados Unidos o de países de Europa, intentan por todos los medios localizar a estos hombres que deciden atacar por motivos no siempre claros, lo que dificulta aún más el control de sus irrupciones.

El mudo ya no será nunca más igual y marchamos irrevocablemente hacía un escenario internacional inestable y altamente conflictivo. De manera que si la Comunidad Internacional quiere conjurar esta situación de una forma efectiva, deberá abocarse a reducir los factores históricos y estructurales que causan que millones de personas en el mundo continúen sumido en la pobreza más abyecta, sin esperanzas de alivio en ésta condición, siendo ésta el combustible que mueve el islam político o islam militante en todas sus manifestaciones.

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